José Beltrán, director de Vida Nueva
Director de Vida Nueva

Hablemos de Betta y sus galones invisibles en primera línea de fuego


Compartir

JUEVES

Comienza la invasión. Putin utiliza como excusa la “desnazificación” de Ucrania, un país con un presidente judío al frente. Adiós argumentario.



VIERNES

Francisco se planta en la Embajada rusa, con sus dolores a cuestas. Más de media hora de encuentro improvisado con el diplomático moscovita. Intento imaginarme la escena.

LUNES

Natasha es una profesora de español que ha tenido que huir de Kiev para salvaguardar a sus hijos. Tan solo a unos kilómetros de la capital. No abandonará Ucrania. “No quiero tener un pasaporte ruso pasado mañana”. Lo relata a pantalla descubierta. Lágrimas y patriotismo en un testimonio sereno. Hasta que se le pregunta sobre cómo se defenderá. En ese momento coge su móvil y se dirige hacia el sofá. Saca un rifle de una funda. “No me queda otra”. Supervivencia.

MARTES

De buena mañana. Rueda de prensa online de Cáritas Internationalis. La embajadora se conecta. Como oyente. Sí, Isabel Celaá. Una más. Quien pueda pensar en un desembarco ocioso en Roma, se equivoca. A pie de obra desde el minuto cero. Para muestra, más botones que no son tan visibles. Y los que llegarán.

Mi tarde, con las Misioneras de la Unidad. Mujeres que trabajaban por la comunión de los cristianos cuando a los protestantes se les miraba muy de reojo y a los ortodoxos, con temblor. Ellas fueron hilvanando en lo cotidiano lo que hoy es una prioridad pontificia. Diálogo sobre el viaje de Francisco a Irak. Un año después. Rescato de la memoria al Papa que volvió al kilómetro cero de Abraham antes de salir de su tierra. Hoy lugar convertido en escenario para aterrizar Fratelli tutti más allá de las palabras. O fraternidad o fratricidio.

MIÉRCOLES

Ser reportero de guerra. Informar con independencia frente a la propaganda. Jugarse la propia vida por ser los ojos de los que están fuera. Otra raza. Vocación en estado puro. Porque cuando otros corresponsales a los que pilló por sorpresa el horror huyen de Kiev, ellos más se sitúan en el epicentro del misil. Ellos. Ellas. Ella. Elisabetta Piqué. Cambia de hotel para escuchar más de cerca las sirenas, el estruendo de los misiles, los gritos de la masacre. La voz de la libertad a tiro en una ruleta rusa. Hablemos de medallas que se cuelgan otros ante el 8-M. Hablemos de Betta y sus galones invisibles en primera línea de fuego.

Elisabetta Piqué, corresponsal de La Nación de Buenos Aires en el Vaticano

Lea más: