José Beltrán, director de Vida Nueva
Director de Vida Nueva

El adiós de Vian, Burke y Ovejero


Compartir

MARTES 25. Mensaje de Giovanni Maria Vian. Felicitación de Navidad a través del móvil. Sencilla. Sin esos gif destellantes que saben a vacío. Discreto mensaje. Como su timón al frente de L’Osservatore. Cuando le ficharon, Benedicto XVI le presentó como “una garantía segura para la delicada función que le ha sido encomendada”. No se equivocaba. Sacar adelante cada mediodía “el periódico del partido” –como lo denomina en broma Francisco– exige hilar con la destreza propia de los adictos al cubo de Rubik.

Vian heredaba una vieja locomotora de incalculable valor que precisaba adaptarse a los raíles de los trenes de alta velocidad en internacionalización, mundo digital y recuperar ese peso diplomático que hace que, cada día, un papel impreso sea el emisario vaticano ante embajadas y gobiernos. Aportando, además, sello femenino, a través de Donne Chiesa Mondo, de la mano de Lucetta Scaraffia. Adiós de Vian. Sin alharacas. Como “siervo inútil”, satisfecho de haber hecho lo que tenía que hacer. O mejor, como aquel escritor que sabía cuándo cerrar una aventura, enfundar el guardapolvos a Tintín e iniciar un nuevo viaje en otro libro.

LUNES 31. Bollettino. Burke y García Ovejero dimiten. La campanada a horas de las uvas. Los dos arrancan 2019 colgando en la percha de la Via de la Conciliazione los trajes de director y vicedirectora de la Oficina de Prensa. Dos años y medio después, podrán recuperar alguna que otra hora de sueño que se han dejado por el camino. Quienes han habitado un día sí y otro también la Sala Stampa saben el giro que han dado en su interior.

Para facilitar el trabajo a los reporteros televisivos que necesitaban traducir una nota de prensa en declaraciones locutadas. Para acoger al enviado especial de turno que apenas distingue a un cura raso de un cardenal. Convirtiendo en pilar comunicativo la máxima de santa Ángela de la Cruz: “Siempre lograrás conseguir mucho más con palabras amables y de una manera más cortés que por la ira o por la fuerza”. Sí, porque aunque parezca una obviedad, hasta la llegada de ambos, la ternura no se estilaba y el horario de la sala de prensa Vaticana encarnaba el “vuelva usted mañana” de Larra.

Servicio 24 horas para apagar los fuegos eclesiales de pirómanos vaticanos que, incluso han intentado encender esa mecha en una Sala Stampa que es cuestión de Estado. O de Secretaría de Estado, según se mire. Que se debería mirar. El norteamericano y la española se van. Con la libertad de haber ejercido un  ministerio laical, apostolado ante los medios con la fidelidad al sucesor de Pedro desde la verdad.

Lea más: