Fernando Vidal
Director de la Cátedra Amoris Laetitia

Del Big Data al Deep Data


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Necesitamos un viaje a lo profundo, no para refugiarnos del tornado en que estamos inmersos, sino porque esto solo tiene solución si reconstruimos desde las raíces, desde el espíritu de nuestro país y cada uno. Necesitamos sostener en una mano el pulso desbocado de la realidad, en la otra las fuentes más hondas de nuestra cultura y en medio, en el corazón, a Dios o el vínculo más sagrado que cada uno tenga con la vida. Es momento de beber de las obras mayores, hacer pie y tomar impulso en el patrimonio sapiencial de nuestra cultura, actuar desde lo profundo porque solamente desde ahí es posible salir de esta sin derruirnos más de lo que ya estamos.



Del océano al desierto

El problema es que durante décadas hemos descuidado la comunión con esa cultura profunda y ya solo la generación mayor recibió esa formación clásica. Los demás lo hemos ido haciendo como hemos podido. Como en las misiones pedagógicas de la II República, es urgente llevar la más honda cultura a la gente, pero esta vez, en vez de ir al rural, es en el corazón de nuestras ciudades donde se sufre el mayor analfabetismo del saber. Hay un océano de Big Data, pero un desierto de Deep data.

La Iglesia porta gran parte de esa cultura más profunda, custodia el espíritu del país y gran parte del mundo en el arte, la literatura, las liturgias, sus experiencias, sus instituciones, sus modos de vivir. Históricamente, la Iglesia ha conectado a la sociedad cuando ha perdido el patrimonio sapiencial de la humanidad. Lo hizo en los Talleres de Traductores medievales, lo hizo en el siglo XVIII cuando emprendió la Enciclopedia ilustrada, lo debe hacer en pleno siglo XXI. Necesitamos más que nunca que la Iglesia actúe en lo más profundo de nuestra cultura, que ayude a difundir e internalizar los Deep data que son cruciales hoy.