Adviento es tiempo propicio para realizar una mirada de conjunto al seguimiento personal y comunitario del Señor. En esta reflexión abordamos el itinerario espiritual que transcurre “del ‘estar presentes’ al ‘ser enviados’”. Lo primero que se percibe es la dificultad del punto de partida, “estar presentes”, por lo que supone de parada, pasividad y libertad en sociedades que fomentan la aceleración, la hiperactividad y la esclavitud. Estar “presentes a nosotros mismos” y a todas las cosas es requisito para estar “presentes a Dios” y, todo ello, requiere motivación e intencionalidad, atención y cuidado