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León XIV reclama la equiparación de salarios entre los curas de parroquias pobres y ricas

  • El Papa ‘regala’ por Navidad a los sacerdotes una carta apostólica, ‘Una fidelidad que genera futuro’, con motivo del 60º aniversario de los dos decretos conciliares sobre el presbiterado
  • El Pontífice llama a una formación continua e integral para evitar tanto los abusos como los abandonos y pide a las Iglesias locales ayuda para que ningún presbítero experimente la soledad
  • Prevost pide “evangelizar la cultura, la economía y la política”, al tiempo que reivindica la “sinodalidad” para acabar con la “autorreferencialidad” y el “narcisismo” propios de candidatos “inmaduros”

Ordenación sacerdotal en Cádiz

León XIV reclama “la equiparación económica entre los sacerdotes que sirven en parroquias pobres y los que ejercen su ministerio en comunidades acomodadas”. Así lo pone negro sobre blanco en su carta apostólica ‘Una fidelidad que genera futuro’, publicada hoy con motivo del 60º aniversario de los decretos conciliares ‘Optatam totius’ y ‘Presbyterorum ordinis’.



El Papa ‘regala’ por Navidad a los sacerdotes este documento centrado en la formación y que ha dividido en cinco puntos: servicio, fraternidad, sinodalidad, misión y futuro.

Fidelidad y servicio

En primer lugar, como resalta al comienzo de su misiva, “todos los presbíteros están llamados a cuidar siempre de la propia formación”.

De hecho, “en estas últimas décadas, la crisis de confianza en la Iglesia provocada por los abusos cometidos por miembros del clero —que nos llenan de vergüenza y nos llaman a la humildad— nos ha hecho aún más conscientes de la urgencia de una formación integral que asegure el crecimiento y la madurez humana de los candidatos al presbiterado, junto con una rica y sólida vida espiritual”, remarca.

Asimismo, “el tema de la formación resulta central también para afrontar el fenómeno de quienes, después de algunos años o incluso decenios, abandonan el ministerio. Esta dolorosa realidad no debe interpretarse solo en clave jurídica, sino que exige mirar con atención y compasión la historia de estos hermanos y las múltiples razones que pudieron conducirlos a tal decisión. Y la respuesta que se ha de dar es un renovado compromiso formativo”, explica.

Para el Pontífice, “solo presbíteros y consagrados humanamente maduros y espiritualmente sólidos —es decir, personas en las que la dimensión humana y la espiritual están bien integradas y que, por ello, son capaces de relaciones auténticas con todos— pueden asumir el compromiso del celibato y anunciar de modo creíble el Evangelio del Resucitado”.

En este sentido, Robert Francis Prevost pide acabar con “el narcisismo y el egocentrismo”. “Comunión, sinodalidad y misión no pueden realizarse si en el corazón de los sacerdotes la tentación de la autorreferencialidad no cede el paso a la lógica de la escucha y del servicio”, asevera.

Fidelidad y fraternidad

En segundo lugar, señala que “¡ningún pastor existe por sí solo!“. “La fraternidad presbiteral no debe considerarse solo como un ideal o un eslogan, sino como un aspecto en el que comprometerse con renovado vigor”, agrega.

Por ello, además de reclamar la equiparación de salarios entre sacerdotes de parroquias pobres y ricas, León XIV pide a las Iglesias locales “garantizar la necesaria previsión para la enfermedad y la vejez”, porque “el cuidado recíproco, en particular la atención a los hermanos más solos y aislados, así como a los enfermos y ancianos, no puede considerarse menos importante que el cuidado del pueblo que se nos ha confiado”.

A este respecto, también insta a prestar atención a la soledad, sobre todo en Occidente, pues “con la movilidad actual y la fragmentación del tejido social están más expuestos a las derivas de la soledad, que apaga el impulso apostólico y puede provocar un triste repliegue sobre sí mismos”.

Fidelidad y sinodalidad

En tercer lugar, el Papa considera fundamental que, en todas las Iglesias particulares, “se emprendan iniciativas adecuadas para que los presbíteros puedan experimentar la fecundidad de un estilo sinodal de Iglesia”.

Según sus palabras, “en una Iglesia cada vez más sinodal y misionera, el ministerio sacerdotal no pierde nada de su importancia y actualidad, sino que, por el contrario, podrá centrarse más en sus tareas propias y específicas. El desafío de la sinodalidad —que no elimina las diferencias, sino que las valoriza— sigue siendo una de las principales oportunidades para los sacerdotes del futuro”.

“Para implementar cada vez mejor una eclesiología de comunión, es necesario que el ministerio del presbítero supere el modelo de un liderazgo exclusivo, que determina la centralización de la vida pastoral y la carga de todas las responsabilidades confiadas solo a él, tendiendo hacia una ‘conducción cada vez más colegiada’, en la cooperación entre los presbíteros, los diáconos y todo el Pueblo de Dios”, subraya.

Embajadores Papa Leon Vaticano

Fidelidad y misión

En cuarto lugar, sobre la fidelidad a la misión destaca dos tentaciones. “La primera consiste en una mentalidad eficientista según la que el valor de cada uno se mide por el rendimiento, es decir, por la cantidad de actividades y proyectos realizados. Según esta forma de pensar, lo que haces está por encima de lo que eres, invirtiendo la verdadera jerarquía de la identidad espiritual”.

“La segunda, por el contrario, se califica como una especie de quietismo: asustados por el contexto, nos encerramos en nosotros mismos, rechazando el desafío de la evangelización y adoptando un enfoque perezoso y derrotista”, explica.

Por el contrario, “un ministerio gozoso y apasionado —a pesar de todas las debilidades humanas— puede y debe asumir con ardor la tarea de evangelizar todas las dimensiones de nuestra sociedad, en particular la cultura, la economía y la política”. 

En este punto, el Pontífice invita también a armonizar la contemplación y la acción: “Darse sin reservas no puede ni debe implicar la renuncia a la oración, al estudio, a la fraternidad sacerdotal, sino que, por el contrario, se convierte en el horizonte en el que todo se comprende en la medida en que se orienta al Señor Jesús, muerto y resucitado para la salvación del mundo”.

Así, ha puntualizado que la exposición mediática, el uso de las redes sociales y de todos los instrumentos disponibles hoy en día debe evaluarse siempre con sabiduría, tomando como paradigma del discernimiento el del servicio a la evangelización”.

Fidelidad y futuro

En quinto lugar, Prevost lanza una petición especial: “La escasez de vocaciones al sacerdocio —especialmente en algunas regiones del mundo— exige que todos revisemos la capacidad generativa de las prácticas pastorales de la Iglesia”. Y concluye con un ‘grito’: “¡No hay futuro sin el cuidado de todas las vocaciones!”.

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