El piloto Saint-Exupéry se vio obligado a aterrizar en un punto perdido del desierto a causa de una avería. Una noche, tumbado en la arena, contemplaba la espléndida luminosidad del cielo. De repente, sintió vértigo: caía al espacio, ¡ay!, hacia las estrellas. Ni un árbol, ni un matojo donde agarrarse. Tras el sobresalto, sintió de nuevo su peso sobre la arena. Y la gravedad que lo ligaba a la tierra le pareció soberana como el amor. (El principito, capítulo II).
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¿Cuándo buscamos a Dios?
Creo que el relato del principito nos sirve para saber leer los signos de los tiempos, las lecturas de la liturgia en estos días nos hablan de los signos, no solo en este tiempo litúrgico del Adviento, sino durante toda su palabra, en el caso del relato del piloto, que se vio obligado a aterrizar en un punto perdido, sin poder comunicarse con nadie, se sintió seguramente solo, sin nadie alrededor, más que la arena y el cielo estrellado; y en ese contexto, se puede reencontrar consigo mismo, seguramente con el creador del universo.
La luminosidad de la noche
Es interesante como el piloto contempla en su situación adversa, que está pasando porque se siente perdido, la luminosidad de la noche, yo pienso que así nos pasa a cada uno de nosotros, hasta que no tenemos alguna situación difícil, no podemos aprovechar o valorar lo que somos y tenemos.
El texto del profeta Jeremías, nos dice: “¡Oh Señor Yahvé! he aquí que tú hiciste el cielo y la tierra con tu gran poder, y con tu brazo extendido, ni hay nada que sea difícil para ti”. (Jr 32,17). Seguro el contexto es de batallas, guerras, situaciones complejas que atravesó el pueblo de Israel, pero en medio de ese contexto surge la oración, surge la confianza en Dios, el reconocimiento de Dios en el cielo y la tierra, el poder de Dios que crea y que recrea la naturaleza, extiende su brazo para rescatar al hombre oprimido por el mal y las situaciones oscuras de su vida. Lo importante es que se exaltan la grandeza de Yahvé y su capacidad ilimitada para obrar en el mundo.
Nada es imposible para Dios
En estos días, he tenido la gracia de participar en varios retiros, predicaciones y conferencias en varios retiros y acción de gracias por el año que estamos culminando. Me llego a mi corazón un testimonio de una persona que vino a nuestros encuentros.
Ella trabajaba en Cali, saliendo se la fiscalía a la salida vino una ráfaga de balas perdidas por un enfrentamiento entre algunos grupos, ella fue testigo de las balas que pasaban alrededor de ella y ninguna la tocó. Ella llego a darle gracias a Dios porque Dios la preservo en su vida, dio testimonio de como el Señor la protegió y le salvo la vida.
¿Qué quiere Dios?
Esos son los signos que nosotros debemos leer en la vida, como Dios actúa en medio de las situaciones de violencia, de situaciones complejas o por lo menos de cosas que a veces nos superan.
¿Qué cosas nos quedaron difíciles superar en este año 2025? Esta pregunta la hice en una de mis conferencias, hubo un gran silencio, la mayoría dedicarle más tiempo a los proyectos personales, a hacer las cosas mejor, de más calidad, de dedicarle más tiempo a sus seres queridos… seguramente la lista, sin querer, se hizo interminable, pero me dejo a mi grandes enseñanzas.
¿Qué podemos mejorar para el año 2026?
1. Un plan de mejoramiento continuo
Seguramente, muchas personas que quieren mejorar, no saben por dónde empezar, yo siempre digo que lo primero que debe estar en la vida es la Palabra de Dios, una acción de gracias para cerrar el año, es curioso escuchar, como muchas personas me dicen que el libro sanar el corazón con el perdón les ha servido para reconciliarse con sus familiares e incluso para quemar su carta de perdón en sus reuniones de la noche de velitas, del nacimiento de Jesús u otras festividades.
Lo que si es cierto es que debemos saber en qué tenemos que mejorar para dedicarle al menos unos momentos de retroalimentación personal y familiar, donde todos se sientan a gusto y se pueda escuchar en que tenemos que mejorar con los seres queridos.
2. Dedicarle más tiempo a los sueños, proyectos personales y familiares.
Un retiro para iniciar el año sería lo ideal de todo proyecto del año 2026, sé que no es fácil para ninguno aislarse un momento y empezar el año con todas las pilas puestas, con todo el ánimo y el motor renovado, cuando hablo del motor, hablo del corazón, como centro dinamizador de toda la vida, es importante no dejar apagar los sueños o los grandes ideales, que a veces se van opacando en la vida, uno debería atreverse a hacer cosas que nunca se había atrevido a hacer como parte de esa realización plena de cada uno.
3. Realizar cosas nuevas
A veces, cuando viene alguna situación difícil, valoramos más la vida, porque de qué nos sirve tener fortuna, fama o ser aplaudidos, sino tenemos a Dios en el corazón, si no contemplamos nuestra propia historia, si no leemos los designios de Dios en las cosas pequeñas, en los signos de la vida, a veces es más provechoso cerrar un ciclo, salir de la zona de confort e incluso hacer cosas nuevas para leer esos signos de Dios en medio de las cosas nuevas que nos toca hacer. Siempre tendremos una puerta que se abre, un proyecto nuevo en la vida, nunca es tarde para soñar o para hacer la voluntad de Dios.
En fin, llego una señora, triste porque su vida era un caos, esta defraudada de todas las personas, traicionada por su pareja, desilusionada de la vida, incluso con intento de quitarse la vida, porque se sentía muy cansada de luchar, en la conversación la sabiduría siempre viene de Dios, le dije simplemente que valorara más lo que había realizado, que cambiara de perspectiva o por lo menos que se dedicara a realizar sus sueños que habían quedado en el pasado.
Ahora participa y además ayuda a otras personas con un voluntariado en tiempos libres, dice que eso le llena más que cualquier otra cosa en la vida. A veces, pensamos que la solución está en el éxito personal de tener prestigio, lujos o cosas materiales, pero eso no llena el corazón como dedicarse a formarse a sí mismo en la dimensión humana, emocional y espiritual, no es pérdida de tiempo es la mejor manera de aprovechar el tiempo, porque te estás forjando para momentos comlpejos que todos atravesamos en la vida.
Por Wilson Javier Sossa López. Sacerdote eudista del Minuto de Dios
