Tribuna

Propuesta teológico-moral sobre la integración eclesial de las personas LGTBI

Compartir

Al abordar esta cuestión, no tengo interés ni en ser progresista ni en mostrarme defensor de la doctrina conservadora. Me mueve la búsqueda de la verdad y el deseo de ayudar, desde mi profesión de teólogo moralista, a muchas personas implicadas en situaciones LGTBI que quieren ser fieles a la verdad de su condición y a la Verdad que es Cristo vivido en la Iglesia.



A. Criterios a tener en cuenta

1. La verdad antropológica

Gracias a Dios, ha desaparecido del pensamiento eclesial el entender la condición homosexual como enfermedad o como aberración. Pero todavía sigue en pie, mientras que no se cambie por otra contrapuesta, la afirmación de la Congregación para la Doctrina de la Fe (1975) de que la homosexualidad es una ‘conditio vitiata’ (situación viciada).

Creo que, frente a consideraciones sin base ni científica ni teológica, se precisa afirmar que:

  • a) Antropológicamente, la condición homosexual es una forma de realización sexual.
  • b) Teológicamente, es dada por Dios. Como dijo el cardenal Hume: “Dios ama a todos por igual, sean homosexuales o heterosexuales” (1995).

También ha comenzado a desaparecer el fantasma de comprender la situación de las personas LGTBI con el categorema “ideología de género”. No es ideología (falseamiento de la realidad), sino realidad esta forma de ser, de sentirse y de realizarse de determinadas personas en su condición sexual.

2. La verdad eclesiológica

En la eclesiología vivida hay más errores prácticos de los que ordinariamente tenemos conciencia. Uno de los más peligrosos es considerar a la Iglesia como una comunidad de perfectos. Esta es la eclesiología que está en la base de las posturas morales y pastorales de orientación jansenista. Lo supo ver el patrono de moralistas y de confesores Alfonso de Liguori (1698-1787), quien frente a la llamada “marea negra” del rigorismo moral jansenista opuso la orientación moral de la benignidad pastoral.

Frente a la eclesiología rigorista y elitista –en pastoral suelen ir unidas las dos realidades expresadas mediante los dos adjetivos–, baste recordar la postura del evangelio de Mateo, para el que la ‘Ekklesia’ (este evangelio es el único que utiliza esta expresión para denotar la comunidad cristiana) es un ‘corpus mixtum’, compuesto de toda clase de “peces” (buenos y malos). Esto mismo lo expresó gráficamente el papa Francisco cuando dijo: “En la Iglesia caben todos, todos, todos”.

Ilustración, colores

3. La verdad sacramental

El teólogo E. Schillebeeck (1914-2009) ayudó a comprender la categoría teológica de la sacramentalidad en clave no unívoca, sino análoga; es decir, no de forma simple (expresada de un único modo), sino de modo diversificado:

  • Cristo es sacramento primordial.
  • La Iglesia es sacramento institucional: de la unidad de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo (Lumen gentium) y de la salvación para el mundo (Gaudium et spes).
  • La sacramentalidad categorial o concreta se realiza en siete situaciones de la realidad humana expresadas y vividas desde la fe cristiana. El amor y la vida de la pareja cristiana heterosexual constituye una de esas situaciones sacramentales.

Me pregunto: ¿no cabría aplicar, de modo análogo, la categoría de sacramentalidad categorial a la pareja homosexual que entiende y vive su relación de amor desde la fe cristiana?

Y conste que a quien esto escribe le resuenan todavía las expresiones latinas del Concilio de Trento aprendidas en los primeros estudios de teología: “Nec plura nec pauciora (sacramenta)”.

4. La verdad histórica

El Vaticano II, según el teólogo M.-D. Chenu (1895-1990), operó un avance teológico al proponer la categoría teológica de signo de los tiempos. Entre los signos de nuestro tiempo, no descarto el situar la aceptación social (y hasta jurídica) de la pareja homosexual.

A este respecto se ha publicado el grado (alto) de aceptación de los ciudadanos europeos del matrimonio homosexual (‘Il Regno’, 79 [2025] n. 1.442, p. 499). Tampoco se puede obviar la decisión de las autoridades de la Unión Europea de que el matrimonio homosexual sea reconocido por los Estados miembros.

(…)

Artículo completo solo para suscriptores