“Que nuestros pasos se muevan como sobre un puente que une la tierra con el cielo y que el Señor ha tendido para nosotros”. Este es el mensaje de aliento que León XIV ha querido dejar como rúbrica para la pequeña comunidad católica de Turquía, que en su tercera jornada de viaje celebró con él la única eucaristía multitudinaria que presidirá sobre el único país europeo de mayoría musulmana.
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El ‘Volkswagen Arena’ de Estambul acogió esta misa con unos 4.000 fieles un día antes de comenzar el Adviento y también en la víspera de san Andrés, apóstol y patrón de la nación. Entre los presentes, se encontraban varias familias de los militares españoles destinados a la base de la Otan en Izmir.
Armadura de la luz
“Cultivemos nuestra fe con la oración y los sacramentos, vivámosla coherentemente en la caridad, desechemos —como nos ha dicho san Pablo en la segunda lectura— las obras de las tinieblas y vistámonos con la armadura de la luz”, expresó el Papa a una comunidad que no supera las 33.000 personas en todo el país, lo que supone apenas un 0,03 por ciento de la población.
“¡Cuánta necesidad de paz, de unidad y de reconciliación hay a nuestro alrededor, y también en nosotros y entre nosotros!”, exclamó León XIV en el que ya es un grito habitual desde que hace seis meses fuera elegido como Papa, invitando a los presentes a ser “puente” como lo es el viaducto de Estambul que une Asia y Europa.
Nuestra vocación
Con este punto de partida, encomendó a los católicos a fortalecer la unión “dentro de la comunidad, en las relaciones ecuménicas con los miembros de otras confesiones cristianas y en el encuentro con los hermanos y hermanas que pertenecen a otras religiones”. “Cuidar estos tres puentes, reforzándolos y ampliándolos de todas las formas posibles, forma parte de nuestra vocación”, remarcó junto después.
León XIV hizo hincapié en cómo “vivimos en un mundo en el que, con demasiada frecuencia, la religión se utiliza para justificar guerras y atrocidades”. Desmontando esta perversión del hecho religioso, el Papa invitó a hacer un camino común entre los diferentes credos “derribando los muros del prejuicio y la desconfianza, favoreciendo el conocimiento y la estima mutua, para dar a todos un fuerte mensaje de esperanza y una invitación a convertirse en artífices de la paz”.