“Cuanto más nos remontamos a nuestros orígenes, más capaces somos de creatividad y profecía”. Con esa premisa, el papa León XIV ha recibido hoy en el Vaticano a los participantes en el 215º Capítulo General de los Siervos de María, recordándoles que el triple retorno al Evangelio, a la Regla y al clamor de los pobres no es una consigna puntual, sino un estilo de vida permanente.
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“Ante todo, volvamos al Evangelio”, les animó, evocando las palabras de Francisco en el Año de la Vida Consagrada: “Para los Fundadores y Fundadoras, la regla absoluta fue siempre el Evangelio“. El ideal de los primeros siervos fue Cristo, y todo en la vida religiosa tiene sentido si brota de ese “amor apasionado”.
León XIV subrayó que el carisma de la Orden exige también volver a la Regla de san Agustín, a las Constituciones y a la historia compartida, y leyó en clave de actualidad el tema elegido para el Capítulo: “Ser servidores en un mundo polarizado, para construir lo que nos une valorando nuestras diferencias”.
Portadores de paz
De esta manera, el Papa ha propuesto a la congregación tres caminos concretos para este retorno: la fraternidad, el servicio y la espiritualidad mariana. Sobre la fraternidad, destacó que la Orden de los Siervos de María nació “no de un solo fundador carismático, sino de siete amigos unidos en Cristo”, y esa singularidad es “signo de una vocación específica en un mundo dividido: ser portadores de amistad y paz”.
En segundo lugar, sobre el servicio, León XIV ha evocado los comienzos en el Hospital Fonte Viva del Bigallo, donde los primeros miembros sirvieron a los pobres, a los peregrinos y a los enfermos. “La vida según el Evangelio es una pasión por Dios y por el hombre”, afirmó, animando a la congregación a perseverar en su servicio a los más vulnerables y en su compromiso por una ecología integral.