La Conferencia Episcopal Española ha celebrado del 18 al 21 de noviembre su 128º Asamblea Plenaria en Madrid. Aunque la resignificación del Valle de los Caídos no estaba en agenda, ha sido uno de los temas sobre los que el secretario general, César García Magán, más ha tenido que responder.
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Según sus palabras, “la Conferencia Episcopal no tiene protagonismo en este tema, ha sido un proceso de diálogo a tres partes entre el Gobierno, los benedictinos y la Archidiócesis de Madrid”. Así, se ha limitado a insistir en que “nos parece valioso que los acuerdos entre los actores se mantengan en el tiempo y en el espacio”.
Sobre la maqueta del nuevo Cuelgamuros, que el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, ha calificado recientemente de “duty free ideológico”, Magán ha señalado que no se refiere a pronunciamientos episcopales.
Sin embargo, las esculturas de la Piedad, de las virtudes teologales y de los cuatro evangelistas que están a los pies de la cruz de 150 metros que corona el Valle de los Caídos ni se dinamitarán ni se eliminarán ni se taparán. Así lo pudo confirmar Vida Nueva, tanto de fuentes del Ministerio de Vivienda como desde el Arzobispado de Madrid.
De hecho, el también obispo auxiliar de Toledo ha confirmado que solo sabe lo que ha leído, pero que tiene entendido que esa maqueta era de máximos y que está asegurado que no habrá profanación alguna. “Lo que sí sé es que el cardenal arzobispo de Madrid, José Cobo, ha estado trabajando con todos buscando acuerdos”, ha destacado.
Por otro lado, al ser preguntado por esta revista sobre la misa celebrada ayer por Franco en la parroquia de los Doce Apóstoles, en la madrileña calle Velázquez, el portavoz de los obispos ha evitado comentarla.
No obstante, sí que se ha atrevido con una reflexión sobre la necesaria altura de miras en la clase política española: “Valdría la pena recuperar declaraciones y actitudes de concenso por parte de los partidos políticos. Necesitamos personas con altura de miras y con deseo de abrir horizontes nuevos de convivencia, libertad, desarrollo y esperanza en el futuro”.
Del mismo modo, ha hecho una defensa del papel de Juan Carlos I en la Transición: “Fue un autor imprescindible para la democracia y para el camino de la reforma política y de las libertades. No podemos olvidar que él heredó de Franco todos los poderes y Su Majestad, con colaboradores como Torcuato Fernández Miranda y Adolfo Suárez, llevaron a cabo un cambio de modelo”.
En una defensa cerrada de la institución, ha insistido en que “la monarquía parlamentaria ha sido y es un pilar fundamental de estabilidad de la democracia y del Estado de Derecho”. “Y lo continúa haciendo de forma impecable don Felipe VI”, ha remarcado.
