La mejor iglesia del mundo está en un barrio de Tenerife

En el World Architecture Festival (WAF) se analizan al detalle todas las tendencias arquitectónicas del mundo en todas sus formas. Profesionales de todos los continentes reconocen la innovación en paisajes urbanos, edificios, estructuras o interiores experimentales. En este entorno se otorgan los premios más destacados del sector y en esta última edición llegan hasta San Cristóbal de La Laguna.

Así, en la edición de este año, celebrada en Miami, se ha destacado por su relación entre lo paisajístico y la aportación que supone para la comunidad la Iglesia y Centro Comunitario del Santísimo Redentor, en Las Chumberas (Tenerife). Este templo y complejo parroquial es obra del arquitecto Fernando Menis, y ha obtenido el premio al Mejor Edificio del Año. Para Menis “ganar es un gran regalo, no solo para mí, sino también para el barrio, que ahora será reconocido más allá de Tenerife”, según recoge la web ‘Arquitectura y Diseño’.

Luz y volcanes

El jurado ha valorado la aportación de todo el conjunto que además del templo incluye un centro comunitario y una plaza pública para propiciar el encuentro en un barrio de la periferia que no destaca por sus hitos arquitectónicos. Además, la obra se ha financiado íntegramente mediante donaciones, lo que implicó que tardase 16 años en construirse todo el conjunto. En su discurso de recogida del premio, Fernando Menis señaló que “la Iglesia del Santísimo Redentor de Las Chumberas ha sido posible gracias al compromiso del Obispado de Tenerife y a la implicación de la parroquia, los feligreses, vecinos y algunos empresarios locales”, según ha informado la diócesis nivariense.

El elemento más vistoso es el hormigón local y la luz -que se filtra a través de metal y de vidrio- dialogando a través de unos volúmenes que representan el paisaje volcánico de la isla -de hecho, también hay elementos de piedra volcánica-. Así, llama la atención que la cruz principal se forme a través de la luz que atraviesa la fachada principal. El jurado destacó “la intensidad de la arquitectura” y el uso magistral de la luz para definir la calidad espacial, realzando la naturaleza táctil de la superficie.