La Justicia confirma la segunda condena por abusos a un ex cura mallorquín

Los hechos ocurrieron entre 2007 y 2008, cuando la víctima tenía seis años

catedral de mallorca

El Tribunal Superior de Justicia de Baleares (TSJB) ha confirmado la condena de dos años y un día de prisión para el expárroco de Can Picafort, Pere Barceló Rigo, por abusar sexualmente de una niña a la que impartía catequesis entre 2007 y 2008, cuando contaba entre seis y siete años.



Tal como recoge El Diario de Mallorca, el exsacerdote ya cumplió seis años de cárcel por otro caso de pederastia anterior. De hecho, el procesado se convirtió en el primer cura de España expulsado de la Iglesia por abusos sexuales, y este segundo caso de pederastia le podría suponer volver a ingresar en prisión, cuando el fallo sea firme.

La sentencia del TSJB, que todavía no es firme ya que cabe recurso de casación ante el Tribunal Supremo, desestima el recurso de apelación interpuesto por la defensa del exsacerdote y ratifica la resolución de la Sección Primera de la Audiencia de Palma, que impuso al acusado dos años y un día de cárcel, una indemnización de 15.000 euros y la prohibición de aproximarse y comunicarse con la víctima durante cinco años y medio.

El tribunal también condenó al Obispado de Mallorca como responsable civil subsidiario, por lo que deberá hacerse cargo de la compensación a la perjudicada en el caso de que el excura sea insolvente y no pueda asumir el pago.

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Hechos probados

Según se declara probado, Pere Barceló Rigo fue destinado en junio de 1996 a ejercer su ministerio como párroco en la iglesia de l’Assumpció de Maria en Can Picafort. Dentro de sus funciones, impartía clases de catequesis a los niños y niñas de la localidad.

En una ocasión, entre 2007 y 2008, el procesado sentó en sus piernas a una menor, que entonces tenía seis o siete años, metiéndole la mano por debajo de su ropa interior y realizando tocamientos íntimos. Se aprovechó para ello de su condición de sacerdote y que con la influencia que tenía sobre ella debido a su cargo, la niña no era capaz de oponerse a tal situación o abandonar el lugar o pedir ayuda.

A consecuencia de los abusos sufridos, la perjudicada ha padecido secuelas psicológicas como pesadillas, estado emocional depresivo, cambios bruscos de humor o malestar emocional en general. Asimismo, el TSJB destaca que la afectación de la perjudicada “es indudable” incluso hoy día.

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