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¿Cómo pasan los anglicanos del cisma a la unidad? El Jubileo de Carlos III


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La visita

De entrada no era algo extraordinario. A pesar de la historia de los últimos siglos y del papel religioso de los reyes de Inglaterra, el Año Jubilar siempre ha sido una buena ocasión para ir a Roma. En el año 2000, la reina Isabel II, el 17 de octubre llegó al Vaticano durante una visita de Estado a Italia, habló con Juan Pablo II especialmente del proceso de paz en Irlanda del Norte y este regaló a la soberana una reproducción de una Biblia del siglo XIII, mientras que la reina, como es habitual, le obsequió una cesta de productos ingleses. En este 23 de octubre, después de la visita privada al papa Francisco pocos días antes de morir en abril, se ha reprogramado la visita de Estado del rey Carlos y la reina Camila prácticamente con los mismos actos previstos para hace unos meses.



A la discreta entrada a Santa Marta, le ha sustituido en esta ocasión el protocolo de atravesar por el Arco de las Campanas hasta el Patio de San Dámaso, el recibimiento con el ‘God Save the King’ interpretado por la banda de la Gendarmería vaticana, para dirigirse a la Biblioteca privada del palacio Apostólico para la audiencia con el Papa. Luego la reina Camila, que ha ido vestida de negro, con velo y un tocado muy inglés, visitó la Capilla Paulina -de la que salen los cardenales para empezar el cónclave- y el rey Carlos se reunió con el cardenal Pietro Parolin. Hasta aquí el protocolo ordinario. Según el comunicado del Vaticano, en estos encuentros se han puesto de manifiesto “las buenas relaciones bilaterales existentes”. Sobre la mesa han estado temas “como la protección del medio ambiente y la lucha contra la pobreza”; además, añade el escueto comunicado, “se prestó especial atención al compromiso común de promover la paz y la seguridad frente a los retos globales”. “Por último, recordando la historia de la Iglesia en el Reino Unido, no faltó una reflexión conjunta sobre la necesidad de seguir promoviendo el diálogo ecuménico”, concluye el texto apuntando a una cuestión que forma parte del programa de la visita.

El ecumenismo y la cuestión ecológica han sido los pilares marcados desde el principio de la organización de la visita tanto por Buckingham como por la Santa Sede. Por ello se organizó al final de la mañana una oración ecuménica por el cuidado de la Creación, presidida por el Papa en la Capilla Sixtina, y un encuentro con organizaciones ambientalistas del Movimiento Laudato Si’ y expertos de las Naciones Unidas. Una muestra de ello es que los regalos de la visita han sido dos ejemplares idénticos de una especie de orquídeas. Además, la visita fue presentada unos días antes, el 17 de octubre, en una rueda de prensa en el Vaticano por los secretarios del Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los cristianos -Flavio Pace- y del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral -Alessandra Smerilli-.

Carlos III con León XIV en la Capilla Sixtina

Carlos III con León XIV en la Capilla Sixtina

La oración

En la Sixtina estuvieron el Papa y el prelado más veterano de la Iglesia de Inglaterra, el arzobispo de York, Stephen Cottrell, evitándose así al foto con Sarah Mullally, nombrada el pasado 3 de octubre por el rey Carlos III como nueva arzobispa de Canterbury tras las consultas preceptivas pero que no tomará posesión de su cátedra hasta marzo de 2026. La celebración comenzó un himno de san Ambrosio con traducción de san John Henry Newman, próximo doctor de la Iglesia y converso del anglicanismo y en cuya canonización en 2019 participó el Rey Carlos como heredero. “El encuentro refleja el vínculo entre la Iglesia católica y la anglicana” en la cuestión ecológica, destacó en su presentación Smerilli. Una comunión que puede contrastar con las tensiones y amenazas de cisma que vive la comunidad anglicana; tensiones que contrastan con el enfoque colaborativo en torno a los temas del cambio climático y la pérdida de biodiversidad, que se potencias tanto desde la Casa Real como desde las fundaciones de Carlos III en muy buena sintonía con el Vaticano.

Más allá de la temática, el propio encuentro ya ha sido histórico pues hay que bucear cinco siglos en la historia para encontrar algo similar. La celebración de la Palabra, en latín e inglés, con León XIV y el gobernador supremo de la Iglesia de Inglaterra ha resaltado el contexto del Jubileo de la Esperanza y la fraternidad entre ambas Iglesias. Han completado la representación inglesa el reverendo Rosie Frew, actual moderador de la Asamblea General anglicana; el cardenal Vincent Nichols, arzobispo de Westminster y presidente de la Conferencia Episcopal Católica de Inglaterra y Gales; y el arzobispo de St. Andrews y Edimburgo, Leo Cushley, en representación del episcopado escocés, que goza de mayor autonomía. En las oraciones, Cottrell y el Papa dieron al unísono la bienvenida y, al concluir, el pontífice y el monarca salieron juntos de la Capilla Sixtina, caminando uno al lado del otro, como símbolo de ese mismo camino de diálogo ecuménico que continúa, aun en medio de las diferencias, según explicaron desde el Vaticano.

Los reyes del Reino Unido en el Vaticano con León XIV

El título

Ya por la tarde se organizó un nuevo acto, ya sin el Papa, para reconocer el camino hacia la unidad del ecumenismo. Fue en la Basílica de San Pablo Extramuros, donde el Papa preside el final de la Semana de la unidad cada 25 de enero. En esta abadía benedictina que aún mantiene un fuerte vínculo con la Corona de Inglaterra -en su escudo está el emblema de la exclusiva Orden de la Jarretera- el abad Donato Ogliari, con la aprobación del Papa León XIV, confirió al Rey el título de ‘Royal Confrater’, Cofrade Real, de San Pablo como “signo de honor y de comunión espiritual”, según Pace. Así, además del documento se ha creado un sitial que se mantendrá en el ábside del templo con el escudo del Rey Carlos junto a la frase evangélica en latín ‘Ut unum sint’, “Que todos sean uno”. Este asiento será para uso exclusivo de los monarcas británicos.

En esta celebración acompañaron al abad, el cardenal arcipreste de la basílica James Michael Harvey, del arzobispo Cottrell y de la moderadora de la Asamblea General de la Iglesia de Escocia, Rosie Frew. En las dos celebraciones participaron en el acompañamiento musical los coros de la Capilla de San Jorge en el Castillo de Windsor y los niños de la Capilla Real de San Jaime en Londres. El cardenal destacó los lazos históricos que unen a la Basílica de San Pedro con el Reino de Inglaterra -que cuenta en Londres con la catedral de San Pablo-, cuyos gobernadores en el pasado fueron generosos bienhechores del templo romano. Una relación que se rompe con la separación del siglo XVI y que no se retomará hasta las últimas décadas especialmente tras el encuentro en 1966 entre Pablo VI y el arzobispo de Canterbury, Michael Ramsey, en el que el Papa colocó su anillo episcopal al arzobispo anglicano. El título de Cofrade Real quiere ser un gesto de “hospitalidad y comunión espiritual” que refleja el “respeto mutuo” y la “profunda amistad” entre las Iglesias católica y anglicana, según Harvey. Un signo de esperanza y compromiso con el futuro.

Ante este potente gesto ecuménico puede haber pasado desapercibido un Comunicado del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso y de la Comisión para las Relaciones Religiosas con el Judaísmo del mismo 23 de octubre y es que para celebrar el 60.º aniversario de la Declaración ‘Nostra Aetate’ sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas del Vaticano II, se ha lanzado un evento especial para el 28 de octubre por la tarde. Una velada, dice el texto “para celebrar seis décadas de diálogo, amistad y cooperación entre los seguidores de las religiones del mundo, inspirados en la Declaración ‘Nostra Aetate’, uno de los documentos más innovadores del Concilio Vaticano II. Además, se reiterará el llamamiento a la paz, la justicia y la fraternidad humana en una época marcada por las divisiones y los conflictos”. En él participarán líderes y representantes del judaísmo, el islam, el hinduismo, el jainismo, el sijismo, el budismo, el zoroastrismo, confucianismo, taoísmo, sintoísmo y religiones tradicionales africanas junto con miembros de la Curia Romana, el Cuerpo Diplomático, delegados católicos comprometidos con el diálogo interreligioso, académicos, redes interreligiosas y jóvenes de todo el mundo. También intervendrá el papa León XIV, seguido de una oración silenciosa por la paz. Entre cismas, polarizaciones y divisiones… hay quienes buscan la comunión y la unidad.