El pasado 3 de octubre se hacía oficial que, por primera vez en sus cinco siglos de historia, la Iglesia de Inglaterra, la primada de los casi 100 millones de anglicanos de todo el mundo, será liderada una mujer, la obispa Sarah Mullally, convertida ahora en arzobispa de Canterbury. Desde el primer momento, hubo enérgicas reacciones en el seno de la Comunión Anglicana contra su histórica matriz inglesa.
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Especialmente en África, surgieron voces que denunciaban que se había cortado un modo de liderazgo “masculino” que ha permanecido incólume desde el mismo momento fundacional, cuando Enrique VIII rompió con Roma para divorciarse de Catalina de Aragón y casarse con Ana Bolena.
Homosexuales y mujeres
Culminaba así un proceso que lleva agitando la Comunión Anglicana en las dos últimas décadas, siendo evidente el rechazo de otras provincias de la federación a los pasos que ha ido dando la Iglesia de Inglaterra respecto a su apertura a las personas homosexuales y a las mujeres, que en estos años han accedido al sacerdocio y al episcopado.
En 2008 ello llevó a que se fundara la Global Anglican Future Conference (GAFCON), que aglutina en un Consejo de Primados al 80% de los anglicanos a nivel mundial. Firmantes entonces de la llamada ‘Declaración de Jerusalén’, en ella se señala que son “un movimiento que reúne a una familia global de auténticos anglicanos unidos para retener y restaurar la Biblia en el corazón de la Comunión Anglicana”. Con la misión de “proteger el inmutable y transformador Evangelio de Jesucristo y proclamarlo al mundo”, asumieron “el compromiso moral” de combatir “el error doctrinal y el colapso del testimonio bíblico” que emanaba de Londres.
Aunque hasta ahora nunca se había llegado al extremo que se ha alcanzado ahora, cuando GAFCON ha difundido una declaración oficial en la que anuncia su ruptura definitiva con Canterbury. En consecuencia, al rechazar el primado inglés y puesto que se siguen considerando parte de la Comunión Anglicana, asumen el “liderazgo” de esta.
“Somos la Comunión Anglicana”
Así consta en el histórico texto firmado por el presidente del grupo, el arzobispo ruandés Laurent Mbanda, que recalca que “nuestros primados se han reunido para cumplir el mandato de reformar la Comunión Anglicana. No hemos abandonado la Comunión Anglicana; somos la Comunión Anglicana”.
Como informó ‘La Croix’ tras la elección de Mullally, esta era más que una posibilidad. Y es que el propio Mbanda había zanjado que, “aunque algunos celebran la decisión, la mayoría de la Comunión Anglicana sigue creyendo que la Biblia exige un episcopado exclusivamente masculino. En consecuencia, su nombramiento impedirá que el arzobispo de Canterbury sirva como punto de encuentro dentro de la Comunión”. Y más cuando, en sus 10 años de magisterio episcopal previo, “ha promovido repetidamente enseñanzas antibíblicas y revisionistas sobre el matrimonio y la moral sexual”.
También se ha mostrado muy crítica la Comunidad Global de Iglesias Anglicanas del Sur (GSFA). Su presidente y primado de Sudán del Sur, Justin Badi Arama, ha lamentado que “la persona que todavía es percibida por muchos como el líder espiritual de aproximadamente 100 millones de anglicanos en todo el mundo ha desempeñado un papel principal en el alejamiento de la Iglesia de Inglaterra de la tradición anglicana y de la enseñanza clara de las Escrituras sobre el matrimonio y la sexualidad”.
De un modo particular, muchos primados africanos, a los que se están uniendo cada vez más asiáticos, inciden en esta línea. En las próximas semanas se comprobará si el cisma anglicano va a más o no.