Luis Antonio Rodríguez Huertas
Militante del partido Por Un Mundo Más Justo y bachiller en Teología

El león ruge


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“La condición de los pobres representa un grito que, en la historia de la humanidad, interpela constantemente nuestra vida, nuestras sociedades, los sistemas políticos y económicos, y especialmente a la Iglesia”.



Es una de las afirmaciones de la recién publicada Exhortación Apostólica, Dilexi Te, de León XIV y que, como en su día ocurriera con Francisco, se intuye a modo de “libro de ruta” o marco programático sobre el que gire la propuesta de todo su pontificado.

Siendo así, parece claro el motivo que mueve a León: las personas empobrecidas, las vulnerables, las frágiles, las descartadas, las excluidas, las “nadie”, las abandonadas, las “apaleadas” en el camino, las víctimas inocentes, las que sufren injusticia…las pobres… NOS GRITAN.

La pregunta consecuente es qué vamos a hacer ante ese grito. Toda la humanidad. También los que se dedican a la política.

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Estímulo, no parálisis

A buen seguro, nos quedará tiempo por delante para analizar la Exhortación, rumiarla, darle vueltas, leer entre líneas, sacarle límites y potencialidades.

No obstante, yo ya puedo confesar que me ha cautivado que el primer escrito “trascendente” del nuevo Papa -quien afirma al principio que recibió parte del texto del difunto Bergoglio- vaya por ahí.

Aunque, obviamente y remitiendo a la pregunta que hacía, lo importante no es que me guste más o menos, sino qué voy a hacer para tratar de dar respuesta a ese grito en mi vida. El resto serán palabras que se lleva el viento.

Y, en ese sentido, me nace no alargar este post de hoy y terminar casi con un “silencio elocuente”, como con el que terminaba inicialmente el Evangelio de Marcos: “no dijeron nada a nadie porque el asombro se había apoderado de ellas” (Mc 16,8).

Ojalá el asombro que provoca el “rugido de un león”, sea estímulo y no parálisis como “la que se percibe en algunos movimientos o grupos cristianos… la ausencia del compromiso por el bien común de la sociedad y, en particular, por la defensa y promoción de los más débiles y desfavorecidos” (DT 112).

Nos gritan.

A ver qué hacemos.