El comunicador que introdujo el ‘late night’ en España, marcó una época con programas como ‘Esta noche cruzamos el Mississippi’, ‘La sonrisa del pelícano’ o ‘La vía Navarro’. Referente de la televisión y creador de un estilo que agitó audiencias y dejó huella, Pepe Navarro sorprende ahora en un registro muy distinto participando en ‘Bailando con las estrellas’ (Telecinco), dispuesto a demostrar que aún tiene mucho que ofrecer.
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PREGUNTA.- ¿Qué hace alguien como usted bailando en un programa?
RESPUESTA.- He llegado a hacer cosas que no creía posibles, y eso se logra con constancia, hasta que los pies empiezan a decir algo con la música. Me ha gustado porque, más que físico, ha sido un ejercicio mental: ordenar el cerebro de otra forma, darle órdenes para mover pies, cintura, hombros, cabeza… resortes del cuerpo que ni sabía que existían.
Cumplir como bailarín
P.- ¿Le ha costado que le gobernaran o ha sido un buen mandado?
R.- Muy bien mandado. Mi misión era cumplir como bailarín. Para eso, pongo el tiempo que haga falta y los resultados son los de un bailarín con vocación… aunque torpe. (…)
P.- Si tuviera ahora un programa, ¿a quién entrevistaría antes: a Trump o a Netanyahu?
R.- A los dos, aunque primero a Netanyahu. Ambos son claves: uno desde el apoyo y el otro desde la acción. La situación no se entiende por un hecho aislado, sino por una larga historia de más de 70 años de acciones acumuladas, muchas poco dignas, que explican el presente. (…)
P.- ¿Tiene algún proyecto en mente? Ahora que se hacen tantos ‘biopics’ de los grandes, ¿se ve con el suyo?
R.- He tenido ofertas, aunque a veces no parecen conocer la historia real. Lo ideal sería unir experiencias para que las nuevas generaciones entiendan cómo funciona este negocio.
Larga vida a la tele
P.- ¿Se está muriendo la tele y hoy las redes lo controlan todo?
R.- La tele todavía existe, y lo hará durante mucho tiempo. Ya no tiene las audiencias de antes, pero podría recuperarlas si las cadenas apostaran por los comunicadores y no por el control absoluto de los contenidos.
P.- ¿Es usted un nombre espiritual?
R.- No soy un hombre de fe, sí espiritual. Sin esa vertiente sería imposible sobrevivir. Es lo que te enriquece, lo que te hace buscar, crecer y mirar más allá de ti mismo. Sin ella no seríamos nada, porque el ser humano necesita algo más que su cuerpo y sus pasos para sentirse vivo.