El secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, concede una amplia entrevista a L’Osservatora Romano -el portal de noticias de la Santa Sede-, con motivo del segundo aniversario del ataque de Hamás contra Israel que ha desembocado en una masacre en la Franja de Gaza.
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Andrea Tornielli y Roberto Paglialonga preguntan al purpurado sobre su recuerdo de aquel 7 de octubre de 2023. “El ataque terrorista perpetrado por Hamás y otras milicias contra miles de israelíes e inmigrantes residentes, muchos de ellos civiles, que se disponían a celebrar el día de Simjat Torá, al final de la semana de la fiesta de Sucot, fue inhumano e injustificable”, reconoce.
Y continúa: “La brutal violencia perpetrada contra niños, mujeres, jóvenes, ancianos, no puede tener justificación alguna. Fue una masacre indigna. La Santa Sede expresó inmediatamente su total y firme condena, pidiendo la inmediata liberación de los rehenes y expresando su cercanía a las familias afectadas durante el ataque terrorista”.
“Hemos rezado y seguimos haciéndolo, al igual que seguimos pidiendo el fin de esta perversa espiral de odio y violencia que corre el riesgo de arrastrarnos a un abismo sin retorno”, agrega.
El ‘número dos’ del Vaticano se muestra conmovido y entristecido ante las “imágenes de las personas cautivas en túneles y reducidas a la inanición. No podemos ni debemos olvidarlos”.
“Recuerdo que el papa Francisco, en el último año y medio de su vida, hizo no menos de 21 llamamientos públicos pidiendo la liberación de los rehenes y se reunió con algunas de sus familias”, ha señalado.
En el mismo sentido, “su sucesor, el papa León XIV, continuó haciendo estos llamamientos. A todos ellos les expreso mi cercanía, rezando diariamente por sus sufrimientos, asegurándoles que estamos dispuestos a hacer todo lo posible para que puedan volver a ver sanos y salvos a sus seres queridos, o al menos recuperar los cuerpos de los que fueron asesinados, para que puedan ser dignamente enterrados”.
Bombardeo de hospitales
Para Parolin, “hoy, la situación en Gaza es aún más grave y trágica que hace un año, tras una guerra devastadora que se ha cobrado decenas de miles de vidas. Es necesario recuperar el sentido común, abandonar la lógica ciega del odio y la venganza, rechazar la violencia como solución. Los agredidos tienen derecho a defenderse, pero incluso la legítima defensa debe respetar el parámetro de la proporcionalidad”.
“Desgraciadamente -explica-, la guerra que siguió ha tenido consecuencias desastrosas e inhumanas… Me impresiona y me apena el recuento diario de los muertos en Palestina, decenas, a veces centenares al día, tantos niños cuya única culpa parece ser la de haber nacido allí: ¡corremos el riesgo de acostumbrarnos a esta carnicería!”.
Así, el purpurado habla de “personas muertas mientras intentaban alcanzar un trozo de pan, personas sepultadas bajo los escombros de sus casas, personas bombardeadas en hospitales, en campos de tiendas de campaña, personas desplazadas obligadas a trasladarse de una parte a otra de ese territorio hacinado y superpoblado… Es inaceptable e injustificable reducir a los seres humanos a meras ‘víctimas colaterales'”.
Ataques antisemitas
Al ser preguntado sobre los recientes ataques antisemitas, Parolin destaca que “son una consecuencia triste e igualmente injustificada: vivimos de fake news, de la simplificación de la realidad. Y esto lleva a quienes se alimentan de tales cosas a atribuir la responsabilidad de lo que ocurre hoy en Gaza a los judíos como tales”.
“Sabemos que no es así: también son muchas las voces de fuerte disidencia que se alzan desde el mundo judío contra la forma en que el actual gobierno israelí ha operado y opera en Gaza y en el resto de Palestina, donde -no lo olvidemos- el expansionismo a menudo violento de los colonos quiere hacer imposible el nacimiento de un Estado palestino”, recalca.
Según el secretario de Estado, “el antisemitismo es un cáncer que hay que combatir y erradicar: hacen falta hombres y mujeres de buena voluntad, educadores que ayuden a comprender y sobre todo a distinguir… No podemos olvidar lo que ocurrió en el corazón de Europa con la Shoah, debemos comprometernos con todas nuestras fuerzas para que este mal no vuelva a levantar la cabeza”.
Al mismo tiempo, “debemos asegurarnos de que los actos de inhumanidad y las violaciones del derecho humanitario nunca estén justificados: ningún judío debe ser atacado o discriminado por ser judío, ningún palestino por serlo debe ser atacado o discriminado porque -como desgraciadamente se oye- es un ‘terrorista en potencia'”.
“La perversa cadena del odio está destinada a generar una espiral que no puede traer nada bueno. Lamento ver que somos incapaces de aprender de la historia, incluso de la historia reciente, que sigue siendo maestra de vida”, subraya a posteriori.
Población “indefensa”
En su reflexión, el cardenal italiano ve claro que “la guerra perpetrada por el ejército israelí para derrotar a los milicianos de Hamás no tiene en cuenta que se enfrenta a una población mayoritariamente indefensa y reducida al agotamiento de sus fuerzas, en una zona plagada de casas y edificios arrasados: basta con ver las imágenes aéreas para darse cuenta de lo que es Gaza hoy”.
De hecho, “me parece igualmente claro que la comunidad internacional es desgraciadamente impotente, y que los países capaces de influir realmente en la situación hasta la fecha no lo han hecho para detener la carnicería que se está produciendo”, aclara
En su opinión, la comunidad internacional “puede hacer mucho más de lo que está haciendo. No basta con decir que lo que está ocurriendo es inaceptable y seguir permitiéndolo. Hay que plantearse serios interrogantes sobre la legalidad, por ejemplo, de seguir suministrando armas que se utilizan a costa de la población civil”.
“Por desgracia, como hemos visto, hasta ahora las Naciones Unidas no han sido capaces de detener lo que está ocurriendo. Pero hay actores internacionales que estarían en mejores condiciones de influir para poner fin a esta tragedia, y hay que encontrar la manera de dar a la ONU un papel más eficaz para poner fin a las numerosas guerras fratricidas que tienen lugar en el mundo”, asevera.
El plan de paz de Trump
Sobre el plan de paz de Donald Trump, Parolin señala que “cualquier plan que implique al pueblo palestino en las decisiones sobre su futuro y permita poner fin a esta matanza, liberando a los rehenes y deteniendo la matanza diaria de cientos de personas debe ser bienvenido y apoyado. Incluso el Santo Padre ha expresado su esperanza de que las partes acepten y pueda iniciarse por fin un camino de paz”.
Parolin también se ha referido a las manifestaciones que inundan Europa para clamar por la paz, que han encontrado en Italia un amplio altavoz. “Aunque a veces estas iniciativas, debido a la violencia de algunos alborotadores, corren el riesgo de enviar un mensaje equivocado a los medios de comunicación, me llama positivamente la atención la participación en las manifestaciones y el compromiso de tantos jóvenes”.
Para el purpurado, esta “es una señal de que no estamos condenados a la indiferencia. Debemos tomarnos en serio ese deseo de paz, ese deseo de compromiso… Nuestro futuro depende de ello, el futuro de nuestro mundo depende de ello”.
Red de Párrocos por Gaza en una protesta en Roma
Preguntado sobre si los católicos deben salir a la calle a protestar al mismo tiempo que rezan por la paz, Parolin ha sido claro: “La fe cristiana o se encarna o no es… Somos seguidores de un Dios que se hizo Hombre asumiendo nuestra humanidad y nos ha testimoniado que no podemos ser indiferentes a lo que sucede a nuestro alrededor e incluso lejos de nosotros”.
Por eso “nunca será suficiente la oración, pero tampoco el compromiso concreto, la movilización de las conciencias, las iniciativas de paz, la sensibilización, aun a costa de parecer ‘fuera de onda’, aun a costa de asumir riesgos: hay una mayoría silenciosa -formada también por muchos jóvenes- que no se rinde ante esta inhumanidad”.
En este sentido, sentencia: “Pensar que nuestro papel, como cristianos, es encerrarnos en las sacristías, me parece profundamente equivocado. La oración exige también compromiso, testimonio, opciones concretas”.
