“Vivir la justicia no solo como aplicación técnica de la ley, sino como una virtud cardinal que “inspira y orienta la conciencia de cada hombre y mujer”. Este ha sido el llamamiento del papa León XIV su discurso esta mañana en la Plaza de San Pedro, en un encuentro que reunió a jueces, magistrados y autoridades de diferentes países para celebrar el Jubileo de los Operadores de Justicia.
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El Pontífice situó a los presentes ante un reto que, dijo, “es indispensable para el desarrollo ordenado de la sociedad”, y recordó que “dar a cada uno lo que es suyo” nunca agota la sed profunda de lo justo que anida en el corazón humano. Sin embargo, “es la fuerza del perdón, propia del mandamiento del amor, la que aparece como elemento constitutivo de una justicia capaz de unir lo sobrenatural con lo humano”.
Justicia y misericordia
Asimismo, León XIV subrayó que la justicia evangélica no se opone a la justicia humana, sino que la transforma: “El mal no solo debe sancionarse, sino también repararse”, afirmó. Para ello, reclamó una mirada capaz de ir más allá de la norma, hacia la reconciliación y el bien común.
En este sentido, recordó que “la igualdad real no es la meramente formal ante la ley”, señalando que hoy muchas personas sufren discriminaciones cuyo primer efecto es la falta de acceso a la justicia. Para León XIV, la verdadera igualdad pasa porque todos puedan ver garantizados sus derechos “respaldados por un sistema de valores comunes y compartidos”.
Por ello, el Papa ha pedido a los operadores jurídicos que trabajen en recuperar y custodiar los valores fundamentales de la convivencia, frente a “conductas y estrategias que muestran desprecio por la vida humana, niegan derechos fundamentales y no respetan la conciencia de la que nacen las libertades”.
Hambre y sed de justicia
Por último, León XIV señaló que el Jubileo es ocasión para pensar también en los pueblos enteros que viven situaciones inhumanas: “Tienen hambre y sed de justicia porque sus condiciones de vida resultan inaceptables”.
Concluyó su intervención agradeciendo y bendiciendo el trabajo de todos los que se esfuerzan cada día en este campo: “Quien ejerce la justicia se pone al servicio de las personas, del pueblo y del Estado, con plena y constante dedicación”.