León XIV quiere que Roma sea “un laboratorio de sinodalidad” para todo el mundo

El pontífice participa en la asamblea de la diócesis en la basílica de San Juan de Letrán

León XIV quiere que Roma sea “un laboratorio de sinodalidad” para todo el mundo

El papa León XIV ha participado en la asamblea de la diócesis de Roma con motivo de la apertura del nuevo curso pastoral que se ha abierto esta tarde del 18 de septiembre, en la basílica de San Juan de Letrán. Una cita en la que se ha mostrado más que nunca como obispo de Roma en su catedral “en este momento histórico difícil” en medio de un “proceso sinodal” que trae la “esperanza de una renovación eclesial, capaz de revitalizar las comunidades, para que crezcan en el estilo evangélico, en la cercanía a Dios y en la presencia de servicio y testimonio en el mundo”.



Camino sinodal

Para el pontífice, “el fruto del camino sinodal, tras un largo período de escucha y debate, ha sido ante todo el impulso a valorizar los ministerios y los carismas, atendiendo a la vocación bautismal, poniendo en el centro la relación con Cristo y la acogida de los hermanos, empezando por los más pobres, compartiendo sus alegrías y sus penas, sus esperanzas y sus fatigas”. En este sentido reivindicó la eclesiología del Vaticano II y la lectura del papa Francisco para “desarrollar cada vez mejor el estilo propio de la Iglesia sinodal misionera” que pide el Documento final del sínodo.

“Shora nos toca a nosotros ponernos manos a la obra para que la Iglesia que vive en Roma se convierta en un laboratorio de sinodalidad, capaz —con la gracia de Dios— de realizar ‘hechos del Evangelio’, en un contexto eclesial en el que no faltan las dificultades, especialmente en lo que se refiere a la transmisión de la fe, y en una ciudad que necesita profecía, marcada como está por numerosas y crecientes pobrezas económicas y existenciales, con jóvenes a menudo desorientados y familias a menudo agobiadas”, reclamó el Papa. Prevost reivindicó “una Iglesia sinodal en misión necesita habilitarse para un estilo que valore los dones de cada uno y que comprenda la función de guía como un ejercicio pacificador y armonioso, para que, en la comunión suscitada por el Espíritu, el diálogo y la relación nos ayuden a vencer las numerosas presiones hacia la oposición o el aislamiento defensivo”.

Para ello propuso “trabajar por la participación activa de todos en la vida de la Iglesia” reforzando “la formación de los organismos de participación y, a nivel parroquial, a verificar los pasos dados hasta ahora o, en caso de que no existan dichos organismos, a comprender cuáles son las resistencias para poder superarlas”. También pidió más comunión entre las prefecturas territoriales, “el cuidado de la relación entre la iniciación cristiana y la evangelización”, la implicación de los jóvenes y las familias y “la formación a todos los niveles” en cuestiones como “la justicia social, la paz, el complejo fenómeno migratorio, el cuidado de la creación, el buen ejercicio de la ciudadanía, el respeto en la vida de pareja, el sufrimiento mental y las adicciones, y muchos otros retos”.

Roma 01

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