Tal y como adelantó ‘Vida Nueva’ en exclusiva, el italiano Piero Pioppo es el nuevo nuncio de Su Santidad para el Reino de España y el Principado de Andorra. En los próximos días podría hacerse pública su designación, después de que su nombramiento sea aprobado en el Consejo de Ministros y se oficialice con una nota posterior a la Secretaría de Estado de la Santa Sede.
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Durante estas últimas semanas se ha especulado con la posibilidad de que el Gobierno de coalición presidido por Pedro Sánchez hubiera vetado la elección papal o que se hubiese demorado deliberadamente el proceso para su aprobación para visibilizar cierto malestar de Moncloa con los obispos españoles. Ni veto ni vendetta. Así al menos lo expresan a ‘Vida Nueva’ tanto fuentes gubernamentales como eclesiales consultadas al respecto.
Normalidad institucional
De hecho, unos y otros se remiten a la normalidad del procedimiento, que simplemente se habría dilatado por el verano. Es más, aclaran que no se habría dado el visto bueno en el Consejo de Ministros celebrado el pasado martes, puesto que no habría tenido lugar la habitual comisión General de Secretarios de Estado y Subsecretarios donde se remata el plácet de los embajadores. De hecho, se espera que esta misma semana se reactive el engranaje correspondiente.
“No añadamos literatura ni especulemos más, porque en este caso no tiene más recorrido. La Santa Sede propuso el nombre, se elaboraron los informes que se presentaron en las ventanillas correspondientes con los plazos habituales y no hay más”, insisten a esta revista quienes han participado en este particular ‘casting’. “Además, cuando se habla de que es un hombre conservador como si hubiera sido un rasgo en contra para su nombramiento, ese calificativo es casi un epíteto en el mundo diplomático vaticano, por su propia formación y experiencia vital”, añade esa misma fuente.
Lo cierto es que Piero Pioppo llega a nuestro país con una experiencia probada como embajador vaticano. De 64 años, desde 2017 lidera la misión eclesial en Indonesia, y previamente estuvo destinado en Chile, Corea del Sur, Camerún y Guinea Ecuatorial. Además durante el pontificado de Benedicto XVI, fue prelado del Instituto para la Obras de Religión, tras haber sido secretario personal del entonces secretario de Estado, el cardenal Angelo Sodano.