Los obispos de la Subcomisión Episcopal para la Acción Caritativa y Social de la Conferencia Episcopal Española ya se preparan para el Día mundial de oración por el cuidado de la creación 2025, que se celebra el próximo 1 de septiembre. Para ello han publicado el mensaje “Semillas de paz y esperanza en la casa común”. Con esta jornada comienza el llamado Tiempo de la Creación, que se extiende hasta el 4 de octubre, fiesta de san Francisco de Asís,
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“La justicia y la paz no son solo ideales de fe, sino también principios prácticos para el bienestar de la sociedad” señalan los obispos comentando el lema. Y es que, añaden, “la verdadera paz es el resultado de la justicia y el derecho, que reflejan la acción de Dios más allá de los esfuerzos humanos. La justicia no es solo una norma legal o moral, sino un valor fundamental que conduce a la paz”. Así, el lema del día, proponen, “nos invita a reflexionar sobre la importancia de la justicia entre los seres humanos y la armonía con la naturaleza, reconociendo que el bienestar humano está intrínsecamente ligado al bienestar de nuestro planeta, la casa común”.
La deuda ecológica
Ante la ausencia de la paz, la “crisis moral profunda” en la que “se pierde el sentido de la dignidad humana y el valor de las criaturas” y se rompe la armonía original que presenta la Biblia con cuestiones como la “deuda ecológica” que “está ligada a la deuda financiera, siendo dos caras de la misma moneda que hipotecan el futuro”. Y es que, denuncian, “las poblaciones que menos han contribuido a la crisis climática son las que sufren las peores consecuencias y los mayores costos de una crisis que no han causado”.
Además, añaden, que “el Año Jubilar nos ofrece la oportunidad de responder a esta injusticia” como supone la “condonación de la deuda no como un acto de generosidad, sino como un acto de justicia, basado en la conciencia de los desequilibrios económicos y las desigualdades sociales”. Para los obispos “es tiempo de construir puentes de integración, trabajando por una justicia ecológica, social y ambiental entre los países ricos y los empobrecidos”.
Además invitan a “poner fin a la violencia y la guerra”, “adoptar una nueva solidaridad y cambiar los estilos de vida” y “restaurar la confianza y caminar juntos”. “Como peregrinos de esperanza, estamos llamados a sembrar las semillas de la paz en el terreno fértil de la justicia. Solo así podremos ser signos creíbles de una creación restaurada, una humanidad reconciliada y un pueblo que habita en paz y seguridad”, concluye el mensaje.

