La valoración del arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, en sus redes sociales sobre la polémico en torno a Jumilla no ha sido pacífica. El franciscano calificaba de “extraña” la polémica de las celebraciones religiosas en espacios públicos y cuestionaba la “reciprocidad negada por los moritos con los cristianos que asesinan en nuestras iglesias dentro de sus territorios” (sic).
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¿Discurso de odio?
Para el Consejero de Ordenación de Territorio, Urbanismo, Vivienda y Derechos Ciudadanos del Gobierno del Principado de Asturias, Ovidio Zapico, las palabras del arzobispo son unas “declaraciones indecentes”. Para Zapico están “al borde de la herejía ante su propia iglesia” y el prelado “demuestra ser el mejor altavoz del discurso del odio, del racismo y de la xenofobia” en sintonía con “el discurso de la extrema derecha en Asturias”.
En declaraciones a los periodistas ha señalado que la asturiana es “una sociedad abierta, plural, tolerante, solidaria y acogedora”. Zapico, que es también coordinador de IU regional, ha pedido unidad en el gobierno autonómico para preservar los valores de convivencia y respeto. Por su parte, el concejal de IU en Oviedo, Alejandro Suárez, ve las palabras de Sanz como “intolerables”. “Asturias no se merece un arzobispo xenófobo, racista y fascista. La Iglesia debe actuar de manera inmediata”, exigió. “No podemos seguir legitimando con nuestra presencia homilías que se convierten en altavoces de odio y exclusión” , añadió.

