El Papa ante las traiciones: “Si reconocemos nuestro límite, podemos nacer de nuevo”

León XIV retoma sus catequesis sobre la esperanza en un miércoles caluroso dentro del año jubilar

El Papa ante las traiciones: “Si reconocemos nuestro límite, podemos nacer de nuevo”

El Aula Pablo VI acogió la audiencia general de este miércoles, 13 de agosto, para evitar las temperaturas estivales de la Plaza de San Pedro a los peregrinos. El papa León XIV ha continuado con el ciclo de catequesis jubilares dedicadas a la esperanza a partir de la traición de Judas a Jesús. Además, el pontífice ha aprovechado para desear a todo una buena fiesta de la Asunción.



El amor hasta el extremo

En la Última Cena, Jesús afronta la traición desde amor que “cuando es verdadero, no puede prescindir de la verdad”. Para el Papa, “el modo en el que Jesús habla de lo que está a punto de suceder es sorprendente. No levanta la voz, no señala con el dedo, no pronuncia el nombre de Judas. Habla de tal modo que cada uno pueda cuestionarse a sí mismo”. Un cuestionamiento que es el del “discípulo que descubre su fragilidad”. Porque Jesús anuncia su traición, pero no lo hace para “humillar”.

Jesús, prosiguió, “dice la verdad porque quiere salvar. Y para ser salvados hay que sentir: sentir que se está involucrado, sentir que se es amado a pesar de todo, sentir que el mal es real pero no tiene la última palabra. Solo quien ha conocido la verdad de un amor profundo puede aceptar también la herida de una traición”. Y así, la tristeza de los discípulos “es un dolor que nace de la posibilidad real de ser involucrados. Y precisamente esta tristeza, si se acoge con sinceridad, se convierte en un lugar de conversión. El Evangelio no nos enseña a negar el mal, sino a reconocerlo como una ocasión dolorosa para renacer”.

Esperar la luz

“Nosotros estamos acostumbrados a juzgar. Dios, en cambio, acepta sufrir. Cuando ve el mal, no se venga, sino que se entristece”, clamó León XIV. “Si renegamos del amor que nos ha engendrado, si traicionando nos volvemos infieles a nosotros mismos, entonces realmente perdemos el sentido de nuestra venida al mundo y nos autoexcluimos de la salvación”, añadió. “Sin embargo, precisamente allí, en el punto más oscuro, la luz no se apaga. Es más, comienza a brillar. Porque si reconocemos nuestro límite, si nos dejamos tocar por el dolor de Cristo, entonces podemos finalmente nacer de nuevo. La fe no nos evita la posibilidad del pecado, sino que nos ofrece siempre una vía para salir: la de la misericordia”, subrayó el pontífice.

“Jesús no se escandaliza frente a nuestra fragilidad. Sabe bien que ninguna amistad es inmune al riesgo de traición. Pero sigue fiándose. Sigue sentándose en la mesa con los suyos. No renuncia a partir el pan, incluso para quien lo traicionará. Esta es la fuerza silenciosa de Dios: no abandona nunca la mesa del amor, ni siquiera cuando sabe que lo dejarán solo”, animó el Papa. Porque para León XIV, “la salvación comienza aquí: en la conciencia de que podremos ser nosotros los que rompamos la confianza en Dios, pero que podemos ser también nosotros los que la recojamos, la custodiemos y la renovemos”. Y es que, concluyó, “en el fondo, esta es la esperanza: saber que, aunque podamos fallar, Dios nunca nos falla. Aunque podamos traicionar, Él nunca deja de amarnos. Y si nos dejamos alcanzar por este amor –humilde, herido, pero siempre fiel– entonces podemos de verdad renacer. Y empezar a vivir ya no como traidores, sino como hijos siempre amados”.

Audiencia Leon Xiv Entrada

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