Ser “signos tangibles de esperanza” en un mundo marcado por el sufrimiento. Este ha sido el llamado que ha hecho León XIV en su videomensaje a los participantes de la 143ª Convención Suprema de los Caballeros de Colón, que se celebra estos días en Washington, D.C. La intervención del Papa se produce en el marco del Año Jubilar de la Esperanza, convocado por el Pontífice para 2025, y que inspira el lema de esta edición: Heraldos de la esperanza.
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“La esperanza, como recordaba el papa Francisco, es el deseo y la expectativa de cosas buenas por venir, a pesar de no saber lo que nos depara el futuro”, recordó León XIV al inicio del mensaje. Desde esa clave, animó a los Caballeros de Colón —uno de los movimientos laicales más activos del mundo— a vivir su misión como católicos “no solo con palabras, sino con gestos concretos que alivien el dolor de quienes sufren”.
Continuar el legado del beato McGivney
Asimismo, el Papa evocó también la figura del fundador del movimiento, el beato Michael McGivney, cuya obra “sigue viva” en la labor solidaria y evangelizadora de sus miembros. “Vio las necesidades de los católicos inmigrantes de su tiempo y supo responder con la caridad fraterna y la fidelidad sacramental”, ha añadido León XIV.
En este sentido, el Pontífice valoró especialmente el compromiso de los Caballeros de Colón en la defensa de la vida, desde los no nacidos hasta los más vulnerables, incluyendo madres embarazadas, familias desfavorecidas, niños y víctimas de la guerra. “Su generosidad lleva consuelo y curación a muchos, y prolonga la noble herencia de su fundador”, subrayó León XIV.
Fraternidad, oración y formación
En su mensaje, el Papa también elogió el empeño del movimiento por crear espacios de formación, oración y fraternidad entre hombres laicos, comprometidos con sus parroquias y comunidades. “Los animo a seguir reuniéndose, a seguir rezando juntos y a seguir siendo instrumentos del Evangelio en cada rincón del mundo”, dijo.
El mensaje concluye con una bendición apostólica a todos los participantes y un encargo especial: que confíen su labor a la intercesión de la Virgen María, Madre de la Iglesia, y del beato McGivney, de quien tantos siguen recibiendo ejemplo e inspiración.
