Por segunda vez desde que Benjamin Netanyahu decretara los ataques contra Gaza, hace casi dos años, en respuesta al atentado masivo de Hamas en su territorio, la Parroquia de la Sagrada Familia, la única católica de la franja palestina, ha sido atacada por el ejército israelí.
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Los hechos se produjeron ayer, 17 de julio, cuando un tanque israelí descontrolado (Tel Aviv lo atribuyó a “un error”, pues “nosotros nunca atacamos templos sagrados”) lanzó un proyectil que impactó contra la fachada de la iglesia. La consecuencia más dramática es que causó tres muertos y diez heridos, incluido el párroco, Gabriel Romanelli, que sufrió daños leves en una pierna.
Condena global
A las pocas horas, el ataque fue condenado con fuerza, entre otros, por el papa León XIV, por el Patriarcado Latino de Jerusalén, por la Custodia Franciscana de Tierra Santa, por la COMECE, por los obispos de Italia y por el propio Gobierno de Giorgia Meloni, siendo el calificativo más repetido el de “inaceptable”.
PATRIARCHS AND HEADS OF THE CHURCHES IN JERUSALEM
STATEMENT ON THE ATTACK ON HOLY FAMILY CATHOLIC CHURCH IN GAZARead the statement: https://t.co/GTZha2jvOk pic.twitter.com/vxO102PGMW
— Custodia Terrae Sanctae (@custodiaTS) July 18, 2025
Un día después, los Patriarcas y Jefes de las Iglesias en Jerusalén, que integran a todas las confesiones cristianas en Tierra Santa, han publicado un comunicado conjunto en el que aseguran que “nos unimos en profunda solidaridad con el Patriarcado Latino de Jerusalén y con las personas refugiadas en la iglesia católica de la Sagrada Familia en Gaza, al ser testigos del atroz ataque del ejército israelí contra el recinto de la iglesia”.
Espacios seguros
Desde una “unidad inquebrantable”, los líderes cristianos “denunciamos enérgicamente este crimen”. Y es que “los lugares de culto son espacios sagrados que deben mantenerse seguros. Además, están protegidos por el derecho internacional”.
Sin pasar por alto la especial situación de la parroquia gazatí en medio de un grave contexto bélico y una hambruna generalizada: “Atacar una iglesia que alberga a aproximadamente 600 refugiados, incluidos niños con necesidades especiales, constituye una violación de estas leyes. Constituye también un atentado contra la dignidad humana, un atropello a la santidad de la vida humana y la profanación de un lugar sagrado”.
Por todo ello, “nosotros, los Patriarcas y Jefes de las Iglesias en Jerusalén, hacemos un llamamiento a los líderes mundiales y a las agencias de las Naciones Unidas para que trabajen por un alto el fuego inmediato en Gaza que conduzca al fin de esta guerra. También les imploramos que garanticen la protección de todos los lugares religiosos y humanitarios, y que proporcionen ayuda a las masas hambrientas en toda la Franja de Gaza”.
