Tribuna

“En verdad es justo y necesario”

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La noticia sobre el nuevo formulario de la misa ‘pro custodia creationis’ es una muestra más de esa belleza que nos recuerdan varias plegarias eucarísticas y prefacios. Así, levantar el corazón hacia el Señor es un dinamismo de la más pura gratitud y súplica, quizás de las expresiones más propias del que se sabe hijo cuidado.



Y de eso va este nuevo regalo de la Iglesia. La misa por la creación en su oración colecta no va de recordarnos que los envases deben tirarse al contenedor amarillo ni se espera que en las ofrendas llevemos paneles solares y biodiesel. Porque, si se me permite recordarlo, la cuestión ecológica va mucho más allá de superar la crisis de la contaminación.

Capacidad de mirar al otro

Ojo, superar, sanar, solucionar esta crisis medioambiental urge, y urge a niveles que no sería capaz de resumir en estas líneas. Pero sabemos que las causas hondas están en el corazón del ser humano, en la capacidad de mirar al otro, de compartir, de esperar… En última instancia, de confiar y de saber que, en varias direcciones, no está solo.

No está solo cuando se relaciona con los recursos, de tal manera que sea expresión de cuidado para los suyos, de respeto para aquellos que los han hecho posibles, de solidaria generosidad para quienes no han alcanzado esto o aquello. Y, sobre todo, no está solo porque tenemos un Padre creador y providente que cuida de las aves del cielo y de los lirios de campo.

Y cuida de mí. Y de tu hipoteca, y de las oposiciones de aquel, y de las dificultades matrimoniales de los de más allá, y del hijo que no logra entenderse y del abuelo que tiene ese diagnóstico que nos entristece… De las necesidades de unos y otros que no se quedan sin el pan de cada día. A esto apunta este nuevo paso, poniendo en pleno valor el aspecto litúrgico de nuestras necesidades más concretas.

Magisterio pontificio

Reflexionemos sobre lo que san Juan Pablo II, Benedicto XVI y, sin duda, ¡nuestro querido Francisco!, escribieron y predicaron sobre conversión ecológica y ecología integral. Ahora, León XIV, en su primer mensaje para el Tiempo de la Creación, nos habla de semillas, de cuidado y de cultivo.

¿No está llena la liturgia de invitaciones a mirar a la naturaleza, sin pesar, sin culpa, sino con asombrada gratitud? ¿Y no es cada misa una acción de gracias por medio del “fruto de la tierra y del trabajo del hombre”? Esta preciosa liturgia nos permite dejar ese espacio para el asombro agradecido, que da paso al cuidado responsable, fraterno.

Ecologia

Esperemos también que las mismas mociones que llenan las oraciones y lecturas para esta misa nos traigan palabras del Señor sobre la relación que tenemos con nosotros mismos. Para empezar, ¿nos estamos relacionando con esta misma ternura y respeto? La ecología integral pone constantemente en evidencia que todo está conectado. Que este nuevo espacio para el creyente y la comunidad orante recuerde todo lo que recibimos; si hay un Padre común, hay una casa común. Y somos hermanos, no estamos solos, no hemos sido abandonados en nuestros problemas.

Dimensión sacramental

La ecología integral no se desentiende de ningún aspecto, y esta dimensión sacramental puede aludir y alude a otras sensibilidades, custodia la misma relación con la creación de acercamientos parciales o ideologizados. Este Papa salió al balcón a hablarnos de puentes, de paz, de diálogo. Estamos quizás delante de una de las prioridades sociales que más requieren y aportan todo esto. Demos gracias juntos por lo de siempre, lo de todos, que nos da el que es Todo. Y recuperemos la contemplación de la creación como el gran puente de encuentro con otros, la naturaleza como maestra de paz. En verdad es justo y necesario.


*Paulina Núñez, consagrada del Regnum Christi, es profesora de Humanidades e investigadora de ecología integral en la Universidad Francisco de Vitoria (UFV).

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