Sor Amparo, la monja que salió de Belorado: “Ese monasterio es mi casa y son mis hermanas mayores lo que más me cuesta”

Imagen del monasterio de Belorado

Sor Amparo, la monja que salió del Monasterio de Belorado un día después del cisma, ha afirmado que la decisión de separarse de la Iglesia católica la tomó un grupo de religiosas, sin contar con el resto, y que la exabadesa la echó del convento cuando mostró su oposición.



“Ellas lo tenían todo planeado, pero el capítulo de la comunidad no tenía ni idea”, ha afirmado, tal como recoge EFE, en una rueda de prensa convocada tras la declaración del arzobispo de Burgos, Mario Iceta, en el Juzgado de Briviesca, denunciado por las exmonjas por coacciones, administración desleal y revelación de secretos.

Sor Amparo ha reconocido que “fue imprevisto”, que las reunieron para comunicarles que a partir de ese momento Iceta, al que llamaron “payaso”, dejaba de ser su arzobispo para pasar a estar bajo la jurisdicción del falso obispo Pablo de Rojas, y de la Pía Unión Sancti Apostoli.

“Lo tenían previsto”

Como la religiosa mostró su disconformidad, insistiendo en su apoyo incondicional a la Iglesia católica y al papa Francisco, la por entonces abadesa del monasterio, sor Isabel (Laura García de Viedma), le indicó que si no estaba de acuerdo con la decisión tenía que marcharse de Belorado.

“Sor Isabel ya lo tenía previsto”, ha indicado, pues la llevaron al convento de las clarisas en Castil de Lences, en la provincia de Burgos, donde no la esperaban, ha recordado; y tiempo después ya fue trasladada a Vitoria, de donde había salido veinte años antes con destino Belorado.

“Mi casa es Belorado, y son mis hermanas mayores lo que más me cuesta”, ha asegurado, al tiempo que ha insistido en que si es verdad lo que se ha dicho de que el cisma se llevaba preparando cuatro años, ella no sabía nada, y ni hubo reunión ni se acordó en comunidad.

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“Hasta que se restablezca la verdad”

Por ese motivo, el arzobispo de Burgos, Mario Iceta, ha insistido en que están dispuestos a llegar hasta el final en la demanda de desahucio, cuya vista oral está prevista para el 13 de mayo, un año después del cisma, para que “sor Amparo pueda volver a su casa, porque la echaron”.

Ha indicado que, con el restaurante de Arriondas (Asturias), y el criadero de perros que han montado allí, demuestran que “tienen cómo ganarse la vida”; y aunque “el tema de los inmuebles es algo secundario”, defiende a sor Amparo y a las monjas mayores, que llevan 80 años en Belorado, para que “mueran católicas”.

El proceso se va a alargar en el tiempo “lo que ellas quieran”, en referencia a las cismáticas, ha asegurado, pues la Iglesia tiene “paciencia infinita”, y van a mantener sus acciones “hasta que se restablezca la verdad y la justicia”.

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