Tribuna

Las fotos de los santos

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En 2013, un profesor de la Universidad de Vermont, Steven Hrotic, fue noticia por organizar un original curso centrado en la relación entre religión y ciencia ficción. A través de una rica bibliografía analizó cómo los autores de ciencia ficción del siglo XX, desde Isaac Asimov hasta Frank Herbert, habían fabulado sobre el papel de la religión en las sociedades del futuro, llegó a conclusiones sorprendentes. En muchas obras, las instituciones religiosas tienen un papel salvífico guiando las elecciones de los hombres y mujeres de los próximos siglos. Los aspectos más problemáticos eran los relacionados con la siempre controvertida relación entre ciencia y fe.



Abandonando las utopías y distopías, restringiendo el campo al catolicismo y haciendo nuestras las sugerencias del profesor de Vermont, cabría preguntarse cómo y en qué términos se vivirá la fe cristiana en el próximo siglo. Obviamente, se necesita cierta precaución para predecir qué dirección tomará la representación de lo sagrado y la santidad. Para comprender el futuro, el pasado y el presente pueden venir en nuestra ayuda.

‘Santi in posa’ (Santos posando), volumen editado por Viella, puede ayudarnos a la hora de analizar el uso de la fotografía para promover el culto a los santos y las prácticas devocionales. Dentro del ensayo, editado por Tommaso Caliò, distintos expertos del sector analizan la influencia que tuvieron las imágenes en la canonización de María Goretti, en el culto al Padre Pío, en distintas hagiografías o en la representación de los papas del siglo XIX y el siglo XX.

La “mártir de la castidad” María Goretti no tuvo en su vida la oportunidad de ser retratada por una cámara fotográfica. La ausencia de un rostro que proponer a los fieles llevó, en los años 50, a adoptar el de la actriz protagonista de la película sobre su vida para las prácticas devocionales.

También es interesante la operación realizada con Bernadette Soubirous, la santa de Lourdes. Hay libros con sus fotos reales, aunque no le gustaba posar ni tampoco que se comercializara con su imagen. Alessandro Di Marco, también relata un episodio que revela esta incomodidad. Durante una de las sesiones realizadas para el estudio del fotógrafo Paul Dufour, cuando le dijeron que se cambiara de vestido “para estar más guapa”, Bernadette respondió: “Si el señor Dufour quiere que esté en la foto, que se conforme con la ropa que llevo porque no me pondré un broche extra para lucir más elegante”.

Proyectándonos en un futuro más o menos próximo, el gran interrogante en una sociedad líquida como la nuestra, en una época tan condicionada por la reproducibilidad y el intercambio de imágenes, está indisolublemente ligado al papel que tendrá la tecnología en este proceso de representación y la autorrepresentación de la santidad. Un proceso que debe considerar tanto los aspectos comunicativos como los más puramente devocionales.

Pasquale Palmieri, historiador de la Universidad de Nápoles siempre interesado en estos temas, se muestra escéptico al respecto. “No creo en el determinismo tecnológico”, explica. “Tener la capacidad de utilizar plataformas, herramientas y dispositivos no significa que se utilicen de forma eficaz. Detrás de las redes sociales, también hay personas concretas que tienen necesidades, miedos, deseos, aspiraciones y ansiedades relacionadas con la vida cotidiana y lo sobrenatural”.

Fieles interactivos

Palmieri, autor de La santa, i miracoli e la rivoluzione. Una storia di politica e devozione, Il Mulino, sobre la figura de Teresa Margarita Redi, una joven carmelita que murió en Florencia en 1770 a los 22 años y se canonizó en 1934, es muy claro al respecto: “La comunicación religiosa siempre ha sido una mediación entre recomendaciones e imposiciones que venían de arriba y los impulsos que venían de abajo. Las redes sociales de hoy satisfacen la gran necesidad de participación de los fieles gracias a un intercambio cada vez más interactivo de la santidad. El que cree se siente protagonista de la práctica devota. Sin embargo, en la devoción hay un aspecto tangible que siempre hay que tener en cuenta”.

Los flujos comunicativos siempre encuentran nuevos caminos. Basta pensar en las colecciones que se venden en quioscos con figuritas de santos y beatos pintadas a mano que se pueden adquirir por unos euros: de San Francisco a Santa Rita, pasando por Santa Clara, Santa Ana o San Nicolás de Bari; o basta con abrir Whatsapp, comprobar estados y chats, y ver cómo circulan las imágenes del Padre Pío, la Virgen o Jesucristo.

Son ejemplos que nos llevan a reflexionar sobre dos aspectos. Por un lado, la concreción, la tangibilidad y la estática de las figuras del santo y del beato que nunca fallan ni en tiempos de lo rápido y efímero como los nuestros; por otro lado, la velocidad y facilidad de producción, reproducción e intercambio de imágenes de un dispositivo a otro.

*Artículo original publicado en el número de noviembre de 2021 de Donne Chiesa Mondo. Traducción de Vida Nueva

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