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El arzobispo de Santiago: “Acoger al migrante no nos debilita, nos fortalece”

Francisco Prieto presidió esta mañana en la catedral compostelana la fiesta de la Traslación del Apóstol Santiago

El arzobispo de Santiago, durante la fiesta de la Traslación del Apóstol

Felipe V instauró esta fiesta en 1646 y busca conmemorar el traslado de los restos del patrón de España a la cripta en la que se encuentra. Así surgió la celebración de la traslación del Apóstol Santiago que tuvo lugar esta mañana en la catedral compostelana.



El arzobispo de Santiago, Francisco Prieto, presidió la eucaristía, que concelebraron, entre otros, el cardenal emérito de Madrid, Antonio María Rouco Varela, el arzobispo emérito de Santiago, Julián Barrio Barrio, el arzobispo de Mérida-Badajoz,  José Rodríguez Carballo, así como el obispo de Ourense, Leonardo Lemos Montanet. Al frente de las autoridades civiles, el presidente del Parlamento gallego, Miguel Santalices, que actuó como delegado regio y fue el responsable de la ofrenda floral.

Entre guerras y tensiones

Francisco Prieto subrayó que la traslación no ha de verse como algo del pasado o abstracto, sino como un reflejo de que el Evangelio “se transmite, se encarna y sigue caminando con los pueblos”.

El arzobispo de Santiago, durante la fiesta de la Traslación del Apóstol

El arzobispo de Santiago, durante la fiesta de la Traslación del Apóstol

A partir de ahí, el arzobispo hizo un repaso a algunos de los hechos que conformar un tiempo de incertidumbre como “conflictos y guerras, tensiones sociales, dificultades económicas, crisis de vivienda, migraciones dolorosas”. “Más que nunca, nuestra sociedad y nuestra Iglesia necesita esperanza”, reivindicó dos días después de la clausura diocesana del jubileo. Es más, instó a trazar con urgencia “nuevos mapas de esperanza”.

Sin extremismos

En su reflexión también hizo referencia a la necesidad de educar para que la ciudadanía adquiera convicciones éticas profundas. De lo contrario, el arzobispo alertó de que la democracia entra en peligro. Así, presentó como un “empeño” el hecho de “construir una sociedad más cimentada en la verdad y en la libertad, sin extremismos”.

Es más, con un dardo directo a la clase política, indicó que gobernar, legislar o administrar, no es “una forma de dominio”, sino “una vocación de servicio”, especialmente hacia los más vulnerables.

Son personas

Sabedor de la importancia de Santiago como meta europea, abordó los que considera que son los desafíos más relevantes para el viejo continente: la vivienda y el fenómeno migratorio. “Interpelan directamente a la conciencia social y confrontan con preguntas profundas. No hablamos de cifras, sino de personas”, apostilló. A este respecto, subrayó que acoger, proteger, promover e integrar al extranjero, como pedía el papa Francisco, “es una tarea exigente, pero necesaria, no nos debilita, nos fortalece”. Desde ahí, reclamó políticas y respuestas sociales capaces de garantizar la seguridad sin sacrificar la dignidad humana. Es más, sostuvo que “la seguridad no puede lograrse a costa de la dignidad”.

El arzobispo de Santiago, durante la fiesta de la Traslación del Apóstol

El arzobispo de Santiago, durante la fiesta de la Traslación del Apóstol

Para Prieto, es necesario reforzar los pilares morales y espirituales: “Hoy Europa necesita reencontrar su alma, no cerrándose, sino reafirmando los valores que la hicieron posible: dignidad humana, solidaridad, justicia y responsabilidad”.

Democracia frente a dictadura

Con este panorama de fondo, Prieto destacó el papel comprometido que deben jugar la Iglesia y los católicos: “En una sociedad plural, la fe no puede quedar relegada a un ámbito privado, como si los fieles no tuvieran que preocuparse también de los problemas relativos a la sociedad civil y de los acontecimientos que afectan a los ciudadanos”.

Por su parte, Santalices se centró en el significado espiritual de la tradición jacobea, a la vez que hizo un llamamiento al diálogo, la convivencia y la cooperación, con una mirada especial a los más vulnerables. De la misma manera, defendió la necesidad de promover la “convivencia democrática: “Ninguna dictadura va a ser mejor que una democracia”. Además, invitó oficialmente a León XIV a peregrinar a Compostela en el Año Santo de 2027

 

 

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