Los obispos de Honduras lamentaron: “los días y meses de campaña política con propuestas diferentes, que de una u otra manera dividen a la comunidad”.
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Y es que en este 2025, en ese país de América Central, se vivió un difícil proceso electoral enturbiado por fraude y fallos en el conteo tecnológico de votos, en el que este 24 de diciembre el Consejo Nacional Electoral declaró ganador de la Presidencia al candidato conservador Nasry Asfura, respaldado públicamente por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Es en ese contexto que la Conferencia Episcopal de Honduras hace referencia al proceso electoral en su mensaje de Navidad pero señala: “a pesar de todo vivimos la esperanza que no defrauda, tal como hemos testimoniado a lo largo del Año Santo de la Esperanza que hemos celebrado como Iglesia”.
Pesebre de Belén: “el recinto sagrado que nuestro país necesita”
El episcopado hondureño también reflexionó: “todos somos conscientes que hemos vivido momentos de enfermedad y dificultades familiares, tristezas por situaciones que van golpeando cada día nuestra existencia, realidades sociales, económicas, que no nos favorecen y que cuestionan nuestra vida”.
No obstante, los obispos enviaron un “mensaje de consuelo, alegría y cercanía a todos nuestros hermanos hondureños, y les invitamos a reflexionar sobre el acontecimiento de la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo, el cual no solamente es una fecha, sino una Buena Nueva, que año tras año se renueva sin dejar de crecer en nuestros corazones“.
En ese sentido, aseveraron que “es tiempo de volver nuestra mirada a aquello que es común y nos une, y que será un camino de reconciliación para todos… demos el fruto que pide la conversión”; asimismo, pidieron a los feligreses “dejar que Cristo reine en sus vidas, familias y sociedad, para que, contemplando este gran acontecimiento, pasemos de la oscuridad a la luz, del pecado a la gracia, del odio al amor, de la violencia a la paz, de la tristeza a la alegría… Y que nuestra mente y nuestro corazón se conviertan en el pesebre de Belén, el recinto sagrado de amor que nuestro país y nuestras diócesis necesitan hoy”.