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“Estaban sucias y muy delgadas, desatendidas”: así se encontraron a las clarisas ancianas de Belorado

Quienes han podido ver a las monjas mayores rescatadas por la Guardia Civil denuncian a ‘Vida Nueva’ que se encontraban “mal atendidas”

Dos ex clarisas de Belorado pasean por el hospital de Basurto

El pasado jueves 18 de diciembre, la Guardia Civil trasladó a las cinco clarisas ancianas de la comunidad de Belorado, desde el monasterio de Orduña al hospital de Basurto. ¿El motivo? La orden de una jueza de Bilbao que constató de primera mano, junto a agentes de la Benemérita y un grupo de forenses la situación de fragilidad en la que se encontraban las monjas veteranas. Prueba de ello es que, tras un primer reconocimiento médico, tres de ellas se quedaron ingresadas hasta hoy.



Quienes han podido ver a las religiosas mayores, aseguran a ‘Vida Nueva’ que “estaban mal atendidas de forma sistemática, las hemos encontrado con mucha suciedad y muy delgadas”.

No adecuadas

La propia Guardia Civil ya explicó que las “condiciones higiénico-sanitarias” en las que se encontraban eran “no adecuadas para las personas vulnerables” y no contaban con control médico alguno.

Las cismáticas dicen que estaban bien atendidas las 24 horas del día, pero basta con compartir unos segundos con ellas para constatar que no es así”, explica a esta revista otra de las personas que ha podido estar junto a las religiosas mayores, que tienen entre 87 y 101 años.

De pañales y duchas

Es más, entran en detalles sobre el estado en el que encontraron a estas consagradas dependientes: “Se nota que hace tiempo que no las cortaban las uñas de las manos y los pies, tampoco las duchaban con asiduidad porque tenían costra en la cabeza, algunas heridas en la piel muestran que han podido estar todo el día con el mismo pañal puesto”.

Domingo De Ramos Obispo Belorado

Incluso dejan caer que “tenían animales a su alrededor que hacían sus necesidades en el suelo donde estaban ellas”. A esto se une la soledad que intuyen que han vivido en este último tiempo. De la misma manera, lamentan cómo su capacidad cognitiva mermadas por la edad y por su frágil salud las impedía lo mismo solicitar ayuda que manifestarse con relación al cisma o a su deseo de ser atendidas, como ahora, por clarisas católicas.

Cuidados especiales

Desde ahí, muestran su pesar por no haber podido cuidar de ellas antes, como así lo solicitó el comisario pontificio y arzobispo de Burgos, Mario Iceta, desde que se produjo el cisma en mayo de 2024: “No nos queremos imaginar lo que han podido padecer, porque lógicamente en el estado en el que están, requieren de unos cuidados especiales que no han tenido. Solo nos queda intentar restaurar todo ese daño en la medida que podamos, con la gracia de Dios”.

Lo cierto es que, a la espera del alta de las tres hermanas, las otras dos clarisas ya están conviviendo en conventos de la Federación de Clarisas de Nuestra Señora de Arantzazu. Sobre unas y otras, aseguran que su mejoría en apenas cinco días “es notable”: “Ofrecer los cuidados médicos e higiénicos que necesitan, ayuda mucho, pero, sobre todo, el cariño con el que se les está tratando y que ellas están percibiendo”.

Atención espiritual

Junto los cuidados sanitarios e higiénicos adecuados también están recibiendo la correspondiente atención espiritual católica, sobre todo, teniendo en cuenta que desde que tuvo lugar la ruptura con Roma, las cinco monjas han estado recibiendo sacramentos inválidos de manos de obispos y sacerdotes falsos, sin que fueran consciente de ello. De hecho, ya habían recibido la confesión, la eucaristía e, incluso, la unción de los enfermos.

En paralelo a esta mejoría y, a la espera del alta de las tres monjas ingresadas, ayer las ex clarisas cismáticas se presentaron por segunda vez en el hospital de Basurto para intentar ver a las religiosas. Al igual que sucediera el pasado sábado, se les impidió la entrada al recinto.  “No es un plato de buen gusto que las clarisas que están con sus hermanas mayores tengan que estar en permanente tensión porque las cismáticas se quieran colar”, critican quienes están ahora al frente del cuidado de las monjas mayores.

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