Dudas sobre la mediación de Trump en RD Congo: “Quienes dicen venir a liberarnos, en realidad buscan nuestra esclavitud”

  • El M23 anuncia que se retira de la ciudad conquistada en Kivu Sur tras la presión de Estados Unidos
  • El obispo de Uvira se pregunta: “¿Por qué no lo hicieron antes para evitar tantas víctimas?”
  • “Vender los recursos del país” no es la solución a sus muchos males, ratifica Muyengo Mulombe

Guerra en RD Congo

La situación en la región oriental de la República Democrática del Congo es dramática. Todo a raíz del empuje violento de la milicia M23, que, con el indisimulado apoyo de la vecina Ruanda, se ha hecho con el control de buena parte de la región de Kivu, incluidas sus capitales en el norte, Goma, y en el sur, Bukavu. Conquistas siempre regadas por la sangre de cientos de civiles.



Una crisis que ha sufrido una fuerte escalada el 10 de diciembre, cuando la milicia conquistó Uvira, la segunda ciudad de Kivu Sur, atacando con crueldad a la población civil. Hasta el punto de que las autoridades locales denunciaron que hubo “400 muertos y 200.000 desplazados”.

Medio millón de desplazados

En solo una semana, la situación se ha deteriorado aún más y, según documenta UNICEF, el índice de personas que, en la región, han huido a la carrera de sus hogares, ha ascendido a 500.000 (85.000 a la vecina Burundi), incluidos 100.000 niños.

Frente a este horror ha levantado la voz el propio obispo de Uvira, Sébastien Joseph Muyengo Mulombe, En declaraciones a Vatican News, ha deplorado “las terribles condiciones en las que viven los desplazados, hacinados en campos de refugiados, en estadios o en espacios abiertos, expuestos a las inclemencias de esta temporada de lluvias, sin mantas, alimentos ni medicinas”.

Con todo, tiene una mínima esperanza en el anuncio del M23 de que se retira de Uvira. Decisión que llega después de que Estados Unidos haya presionado con fuerza para que se cumpla el acuerdo de paz firmado el día 4, ante Donald Trump y en la Casa Blanca, por los presidentes congoleño, Félix Tshisekedi, y ruandés, Paul Kagame. En Washington, ambos ratificaron un entendimiento que ya firmaron el 25 de junio, aunque también se incumplió. Lo que ha llevado esta semana al secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, a exigir a Ruanda que diera marcha atrás por su “violación” de lo firmado.

Que no sea otro farol

Mientras espera que ese anuncio de retirada no sea otro farol y se lleve efectivamente a cabo, el prelado lanza una pregunta al aire en la que no esconde su dolor: “Si Estados Unidos y otros pueden ahora imponer con autoridad tal decisión, ¿por qué no lo hicieron antes para evitar tantas víctimas?”.

Y es que, como constata entre una población que ha sufrido un auténtico infierno en la tierra (se ha masacrado a familias enteras mientras huían a la desesperada), “para muchos, aquí, esta decisión forma parte de una estrategia, de una maniobra para apaciguar a la comunidad internacional”.

Guerra en RD Congo

Guerra en RD Congo

En espera de ver el rumbo que toman los acontecimientos, ¿qué puede esperar la población? Muyengo Mulombe no es muy optimista: “Mientras tanto, la gente, especialmente muchos niños, mujeres, ancianos y enfermos, sigue sufriendo, si no muriendo de hambre, sed, agotamiento, frío y enfermedades”.

Relaciones comerciales

En ese sentido, el difícil pasar por alto las verdaderas intenciones de la Administración Trump para su pueblo. Y menos cuando, estos días, se han hecho públicas las Directrices de la Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos. Como recoge Fides, en el apartado dedicado a África, se explica sin ambages que el país norteamericano “debe colaborar con algunos países seleccionados”. Para “reducir los conflictos”, sí, pero también para “promover relaciones comerciales mutuamente ventajosas y pasar de un paradigma de ayudas a uno basado en inversiones y crecimiento capaz de aprovechar los abundantes recursos naturales y el potencial económico latente”.

Una estrategia, la de mediar en conflictos para obtener una situación ventajosa a la hora de explotar los recursos locales, que el Gobierno republicano busca constantemente, ya sea en Ucrania, Venezuela o Azerbaiyán, por ejemplo.

De ahí que, para el obispo de Uvira, “vender los recursos del país” no sea la solución a sus muchos males. Tampoco “a quienes dicen venir a liberarnos, cuando en realidad buscan nuestras tierras, nuestros recursos, nuestros minerales raros y estratégicos, y nuestra esclavitud”.

Clamor de Ambongo

En la misma línea fue, el domingo 14, el arzobispo de Kinshasa, el cardenal Fridolin Ambongo, que intervino en la clausura de la XV Asamblea Plenaria de la Asociación de Conferencias Episcopales de África Central (ACEC). Como se hizo eco Radio Okapi, fue una ocasión que aprovechó para llamar a la esperanza, pues “la paz sigue siendo posible”.

Eso sí, urge ir al fondo del conflicto y promover “un diálogo nacional inclusivo” con todas las partes, como proponen en una iniciativa conjunta la Conferencia Episcopal Congoleña y la red de Iglesias evangélicas. En ese sentido, acuerdos como el de Trump, con un enfoque más comercial que humanitario, caen por su propio peso al carecer de una base sólida. “¿Cómo podemos entender que, menos de una semana después de la ratificación de los acuerdos de Washington, Uvira haya sido ocupada?”, criticó.

Para avanzar con paso firme, también puso de ejemplo el trabajo de la propia ACEC, una alianza de los obispos de Burundi, la República Democrática del Congo y Ruanda, que promueve “la paz y el desarrollo social” en el conjunto de la región de los Grandes Lagos. Y es que, como concluyó Ambongo, toda estrategia de paz que “excluye al pueblo y normaliza el saqueo de sus recursos” está abocada al fracaso. El futuro solo puede pasar por buscar “una paz genuina y duradera”, desde “un pacto social la convivencia”.

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