La Presidencia de la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea, la COMECE, ha emitido una declaración este martes, 9 de diciembre, tras haber analizado en una reunión el pasado 3 de diciembre, la reciente sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea del “asunto Wojewoda Mazowiecki, C-713/23” sobre el reconocimiento de los matrimonios entre personas del mismo sexo en los países de la UE.
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Próxima parada, ¿la gestación subrogada?
Los obispos defienden “la visión antropológica de la Iglesia, fundamentada en la ley natural, del matrimonio como unión entre un hombre y una mujer”. Desde el respeto institucional, la COMECE muestra su “preocupación” por el “impacto en cuestiones fundamentales que son competencia nacional” de la sentencia. Y es que la sentencia obliga a “reconocer un matrimonio entre dos ciudadanos de la Unión del mismo sexo” de otro estado miembro algo que, denuncia, “parece llevar la jurisprudencia más allá de los límites de las competencias de la UE”, yendo contra el artículo 9 de la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE que reconoce que “las normas relativas al matrimonio son competencia de los Estados miembros”, recuerdan.
El Tribunal dice no negar dicha legitimidad pero da prioridad a la “libertad de los ciudadanos de la UE para circular y residir en el territorio de los Estados miembros”. Ante esto, los obispos muestran su “preocupación” por “la tendencia a aplicar disposiciones que deberían proteger componentes sensibles de los ordenamientos jurídicos nacionales de una manera que empobrece su significado”, algo que es, para la COMECE, “decepcionantemente limitado” ya que, en este caso, “para algunos Estados miembros, la definición del matrimonio forma parte de su identidad nacional”.
Este, denuncian, “tendrá repercusiones en los sistemas jurídicos nacionales en materia de derecho de familia y puede fomentar la presión para modificarlos”, entre otras repercusiones. Por ello, concluyen, “la COMECE teme que la sentencia pueda dar lugar a desarrollos negativos en otros ámbitos sensibles del Derecho de familia transfronterizo” como en la gestación subrogada fomentando “sentimientos antieuropeos”.
