El Vaticano pide superar estereotipos y polarizaciones sobre los migrantes: “No son problemas por resolver ni oportunidades por explotar”

El observador permanente del Vaticano ante las Naciones Unidas ha participado en la 116.ª sesión del Consejo de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM)

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“Las voces fuertes de los debates actuales terminan silenciando, mediante estereotipos y narrativas, a quienes podrían defender las relaciones pacíficas entre las naciones. En otras palabras, los migrantes no son problemas por resolver ni oportunidades por explotar, sino el verdadero y auténtico rostro de la globalización”. Esta es la postura de la Santa Sede, expresada por el arzobispo Ettore Balestrero, observador permanente del Vaticano ante las Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales en Ginebra, en su discurso que ha pronunciado este 10 de diciembre en la 116.ª sesión del Consejo de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).



Balestrero ha recordado que hay 304 millones de migrantes internacionales en todo el mundo, y quienes abandonan su país son, ante todo, “seres humanos” cuya dignidad y derechos deben ser la piedra angular de la cooperación y las políticas internacionales. Por lo tanto, es necesario superar los debates impregnados de “prejuicios y visiones divisivas”, que impiden una “consideración objetiva e integral de la migración”, así como sus causas y sus consecuencias.

Si bien Balestrero ha reiterado el derecho de todo Estado a proteger sus fronteras, ha subrayado que esto debe ir siempre acompañado del respeto a la dignidad de quienes las alcanzan. Así, citando al papa León XIV, subrayó que cuando quienes buscan protección sufren maltrato, “no estamos presenciando el ejercicio legítimo de la soberanía nacional, sino graves crímenes cometidos o tolerados por el Estado”.

Migrantes en Canarias

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Rutas peligrosas y traficantes

Por otro lado, la Santa Sede ha reiterado su profunda preocupación por la vulnerabilidad de los migrantes, a menudo obligados a recorrer rutas peligrosas. Y es que solo en 2024 al menos 8.939 personas perdieron la vida viajando desde sus países de origen. “El año más mortífero jamás registrado”, observa el arzobispo, recordando que cada muerte representa un fracaso de la humanidad, de los Estados y de la comunidad internacional.

Otra lacra vinculada a la migración es la explotación por parte de traficantes y contrabandistas que “explotan la desesperación para obtener beneficios”. En este sentido, la Santa Sede celebra el compromiso de la OIM de continuar con sus actividades de prevención, socorro y asistencia a las víctimas.

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