Adiós a Robe Iniesta, el agnóstico que encarnó el Evangelio: “Ama y ensancha el alma”

Muere a los 63 años el alma máter de Extremoduro, quien elevó el rock al altar de la poesía

Muere Robe Iniesta

A los 63 años, este 10 de diciembre ha muerto Robe Iniesta, alma máter del grupo de rock Extremoduro, aunque en los últimos años apostó por una carrera en solitario. Deja atrás un alud de letras por las que muchos le consideran, además de cantante, poeta. Y no les falta razón… Pues su voz acarajillada, rota, áspera, era especialmente evocadora cuando trataba de discernir qué hay entre las nieblas que nos rodean: sí, el misterio íntimo de la vida.



Y a ello se dedicó a lo largo de muchos discos y en innumerables canciones… Entre ellas, uno de sus grandes himnos vitales, ‘Ama, ama, ama y ensancha el alma’, donde el trovador clama que “hay que dejar el camino social alquitranado / porque en él se nos quedan pegadas las pezuñas. / Hay que volar libre al sol y al viento, / repartiendo el amor que tengas dentro”. Justicia social y fraternidad. ¿Evangelio? Claro. Pues eso mismo lo podría haber escrito san Francisco de Asís: “Abrid los brazos, la mente y repartíos, / que solo os enseñaron el odio y la avaricia. / Y yo quiero que todos, como hermanos, / repartamos amores, lágrimas y sonrisas”.

Tuit sobre Robe Iniesta

Y es que, en este día de luto, hay quien dice que “ojalá otros rezarán como Extremoduro blasfemaba”… Porque, si se pone el alma al escuchar algunas de las canciones que en principio más podrían estremecer a un creyente, encontramos que el eco profundo, más que la soez provocación, es un anhelo de mirar al cielo y a lo ancho, abrazando al hermano herido. Es el caso de la tan polémica en su día ‘Jesucristo García’: “Y perdí la cuenta de las veces que te amé. / Desquicié tu vida por ponerla junto a mí. / Vomité mi alma en cada verso que te di, que te di. / Olvidé, me quedan tantas cosas que decir, que decir”. Sí, es una oración.

‘Por la vereda de la puerta de atrás’

Ahora, la muerte ha cogido del brazo a Robe Iniesta y se lo ha llevado ‘Por la vereda de la puerta de atrás’… “Y si fuera / mi vida una escalera, / me la he pasado entera / buscando el siguiente escalón”. Ha llegado a la meta, antes de tiempo. Y, ¿ahora qué? ¿Cielo o inferno? ¿La Nada… o el Todo? “Sus soldados / son flores de madera. / Y mi ejército no tiene bandera, / es solo un corazón”.

Muere Robe Iniesta

Pero, ¿creía o no creía el extremeño universal que ha desplazado a Pizarro y a Hernán Cortés? Algo de eso contó el propio poeta-cantante en su charla con Javier Menéndez Flores para su libro ‘Extremoduro, de profundis’: “No sé si existe Dios, pero odio a los curas”. Como “tampoco me gusta la Iglesia”. Ni las religiones en general, que “tienen la culpa de los grandes males desde hace muchos años”.

La fe de Ellacuría

De haber compartido un momento de charla a tumba abierta con Javier Cercas, a lo mejor Robe Iniesta le habría contado que podría irse a predicar la fe de Ellacuría a cualquier lugar del mundo. O no. Pero seguro que, en todo caso, habría hechizado a quien se fue a buscar a ‘El loco de Dios en el fin del mundo’ y volvió de Mongolia “más anticlerical que antes”… y “más fascinado” por los auténticos creyentes (los misioneros) que antes de ser creyente a pleno pulmón. Esto es, en la adolescencia en la que Unamuno le ‘hiciera’ perder la fe en las páginas de ‘San Manuel Bueno, mártir’…

En este 10 de diciembre en el que todo el día ha sido de noche, en plena niebla, resuena una voz acarajillada, rota, áspera que clama al cielo justicia social y revolución de la fraternidad. Porque ama, ama, ama y ensancha el alma… Amén.

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