La Justicia española ha aprobado la extradición a México de un sacerdote español acusado de supuestamente agredir sexualmente a tres niñas en un albergue del Estado mexicano de Jalisco, pues estaba destinado allí por su congregación -Misioneros de la Consolata-.
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El religioso, de 58 años, ha sido reclamado por las autoridades mexicanas después de que tres menores –en aquel momento de 13, 12 y 10 años–, dos de ellas hermanas, denunciaran que el presbítero les hacía supuestos tocamientos cuando acudía a confesarlas al albergue para acogida de niñas en situación de vulnerabilidad en el que residían durante la primavera de 2022.
Las tres menores han relatado que el sacerdote las conducía a la sala donde veían la televisión con el pretexto de confesarlas, y allí, según su testimonio, las agredía sexualmente.
“Uno de los nuestros”
Según recoge la Agencia EFE, las menores denunciaron las presuntas agresiones tras saber que el cura había regresado a España. Sin embargo, tal como ha podido confirmar Vida Nueva, la realidad es que este habría salido de México en 2023 aconsejado por una abogada después de haber sido denunciado por cinco menores y no solo tres.
Desde México, llegó a Roma, a la casa general de la congregación, donde permaneció aproximadamente un año, y de ahí viajó a Zaragoza, donde lleva desde el 10 de abril de 2024 incorporado a las tareas pastorales en la diócesis -como comunicó entonces el propio arzobispado-. Estas tareas incluían la catequesis de comunión en una parroquia maña.
El sacerdote, sobre el que pesaba una orden de arresto de un juez mexicano desde julio de 2023, fue detenido el pasado 28 de marzo en Zaragoza, ante un aviso de Interpol. Tras una primera vista fue puesto en libertad provisional, con medidas cautelares. Desde entonces, tal y como ha podido saber Vida Nueva, el sacerdote no ha vuelto a la parroquia.
En el seno del clero zaragozano se ha podido escuchar una consigna que todavía deja atónito a más de uno: “Que esto no se sepa, es uno de los nuestros”. Hasta la fecha, ni la congregación ni la diócesis han emitido comunicado alguno explicando los hechos.
Así, a petición de Vida Nueva, el arzobispado ha declinado hacer declaraciones, aludiendo a su calidad de religioso, aunque actuara como vicario parroquial.

