“Los cristianos somos constructores de paz. Estamos a la misma distancia de todas las otras comunidades religiosas y, por nuestro mensaje y carisma, estamos llamados a ser el pegamento para unir a la gente”. Marielle Boutros, coordinadora de proyectos de Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) en Líbano, Siria y Egipto, subraya que lo de “ser pegamento” no se trata solo de un eslogan.
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“Por mi experiencia sé que es posible, aunque por supuesto que no es fácil por el fanatismo que hay en todos lados”. Muy esperanzada en que la visita de León XIV al país de los cedros impulse “la paz y la esperanza que tantos necesitamos”, Boutros está convencida de la contribución que la minoría católica puede ofrecer al desarrollo y la estabilización de Oriente Medio.
La presencia del Pontífice en territorio libanés, de hecho, fue seguida con interés en toda la región, hasta el punto de que más de mil personas viajaron desde la vecina Siria para poder ver de cerca a Robert Prevost. Tras años de guerra civil y décadas de dictadura de la familia Al Assad, este último país vive desde diciembre de 2024 un nuevo capítulo en su historia con el ascenso al poder del actual presidente, Ahmed al Sharaa, antiguo miembro de Al Qaeda que, en su mutación hacia la figura de un líder moderado, se ha revelado como un defensor de los cristianos.
Situación incierta
“La situación en Siria es incierta. Ha habido un cambio real y muchas personas no están del todo seguras de si todo va a ir como quieren, pero hay muchas esperanzas”, dice la coordinadora regional de AIN, que confía en que la presencia de los cristianos pueda ayudar a que este nuevo período lleve por fin la paz tanto al territorio sirio como al libanés. En esta última nación, uno de los mayores problemas que sufre la Iglesia es la emigración de sus fieles, un tema que León XIV tuvo muy presente en sus discursos. A principios del siglo pasado, los cristianos superaban el 77% de la población, mientras que hoy significan solo el 32% de los alrededor de 4,4 millones de habitantes de Líbano. De manera simultánea, ha ido aumentado el tamaño de la diáspora, formada en buena parte por cristianos, que se estima en unos 15 millones de personas.
