La red española de Sacerdotes contra el Genocidio –formada por 80 presbíteros de los cerca de 2.100 clérigos de 56 países que componen el grupo internacional, incluidos obispos y cardenales como Cristóbal López Romero– ha solicitado a los prelados españoles que rompan su silencio ante la tragedia que vive el pueblo palestino. En una carta enviada a la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española (CEE), los firmantes reclaman “un pronunciamiento claro y público” que, a su juicio, ya no puede demorarse más.
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“Jesucristo nunca calló ante la hipocresía ni ante la injusticia que aplasta a los pequeños”, recuerdan. Por ello, advierten que “guardar silencio hoy sería traicionar la caridad política del Evangelio”, pues la imparcialidad evangélica “no es neutralidad moral: es ponerse del lado de quienes son despojados de su dignidad y de sus derechos”.
En su misiva, los sacerdotes instan a la CEE a “nombrar y denunciar como genocidio” lo que consideran un “exterminio sistemático” del pueblo palestino, acompañado por la destrucción de hogares, infraestructuras y recursos básicos. También reclaman una condena rotunda “de toda violencia contra civiles”, sin excepciones ni matices ideológicos o religiosos.
Acompañamiento pastoral
Entre las propuestas concretas figuran la convocatoria de una jornada nacional de oración y ayuno el próximo 29 de noviembre, coincidiendo con el Día Internacional de Solidaridad con el Pueblo Palestino.
Asimismo, piden un llamamiento episcopal al cese inmediato de las hostilidades y al acceso humanitario sin restricciones; así como apoyo material a través de Cáritas y acompañamiento pastoral a las comunidades afectadas.
Por otro lado, reclaman un respaldo explícito, en línea con el papa León XIV, al derecho del pueblo palestino a un Estado propio. “Estamos convencidos de que una palabra episcopal clara, valiente y compasiva será bálsamo para muchas conciencias, dentro y fuera de la Iglesia”, concluyen. No se trata —subrayan— de apoyar una agenda política, sino de ser fieles al Crucificado, “que hoy sigue sufriendo en Palestina y en todo lugar donde los débiles son sacrificados a la lógica del poder”.
