Una entrevista y su interpretación ha abierto la polémica en los palacios apostólicos engrandeciendo una ‘fake news’. Todo empezó con unas declaraciones al sacerdote Giacomo Cardinali, viceprefecto de la Biblioteca Apostólica, al periódico ‘La Repubblica’, en las que aseguraba que “algunos estudiosos musulmanes han pedido una habitación con alfombra para orar, se la hemos dado”.
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Abierta a todos
La contestación del clérigo se ha ido engrandeciendo dando a entender que las instalaciones para los estudiosos se había preparado un espacio como oratorio destinado a los investigadores musulmanes. Sin embargo, la Biblioteca Apostólica no se ha convertido en un centro específico para el culto islámico.
La Oficina de Prensa de la Santa Sede ha tenido que salir al paso y precisar los malentendidos generados a partir de las declaraciones de Cardinali después de que algunos medios se comenzaran a hacer eco de estas interpretaciones.
En un blog de ‘Le Figaro’, el medio francés, se ha publicado la aclaración del Vaticano en la que se explica que se había prestado de forma esporádica una pequeña sala una o dos veces. No se ha establecido ningún oratorio permanente o una mezquita, sino que, matizan, se trataba de “una pequeña sala de estar y no de un lugar de culto acondicionado ni de un oratorio“.
Y es que la Biblioteca Apostólica es un centro de estudio e investigación abierto a historiadores de todo el mundo, más a allá de la religión que profesen.

