Ante las próximas elecciones que se realizarán el domingo 16 de noviembre, el Comité Permanente del Episcopado entregó orientaciones “para discernir con una conciencia bien formada”. Esta vez se trata de una elección obligatoria por lo que se espera una alta participación. Los chilenos que no voten serán multados; podrán votar también extranjeros con más de cinco años de residencia en el país.
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Los obispos abren su documento afirmando que “el país vive un proceso democrático que debe conducir a la elección del Presidente de la República, una parte del Senado y la totalidad de la Cámara de Diputadas y Diputados”. Ante esto, “la misión de la Iglesia es iluminar, con las enseñanzas de Jesucristo y su Doctrina Social, aquellas realidades que marcan la vida de los pueblos, especialmente las que se sitúan en el centro de las decisiones que afectan a toda la sociedad, llamando a un discernimiento personal ante la obligación que tenemos de sufragar, e insistiendo en el alto valor que se reconoce a la democracia y al Estado de derecho, donde la fuerza de la razón prevalece sobre la razón de la fuerza”.
La política: actividad de amor
A continuación, recuerdan que “en numerosas ocasiones la Iglesia ha relevado la importancia de la vida política de un país, calificándola como una actividad u oficio de amor y caridad en el servicio del prójimo”.
“Las actitudes y actuaciones de quienes creen en los principios de la fe cristiana, afirman los obispos, deben estar fundadas en los valores morales que de ellos se derivan, especialmente los que sustentan una convivencia social capaz de garantizar una auténtica democracia, respetuosa de los derechos humanos”. Señalan: “la defensa de la dignidad personal y de la vida humana, desde la concepción hasta la muerte natural; el pleno respeto a la libertad religiosa; la protección de la familia, basada en el matrimonio como unión estable entre un hombre y una mujer; y el derecho inalienable de los padres y apoderados a escoger la educación de sus hijos, sin intervenciones que excedan las atribuciones de las autoridades; así como la libertad para emprender, en un marco de justicia y responsabilidad social”.
Igualdad de oportunidades para todos
Mirando la actual realidad del país, destacan que también deben estar presentes en este discernimiento “el establecimiento de políticas sociales y económicas que favorezcan un desarrollo armónico y promuevan una justa igualdad de oportunidades para todos; la seguridad pública, que permita realizar las actividades habituales sin temor por la integridad personal; la existencia de un sistema de seguridad social que garantice condiciones de vida dignas para los personas mayores y salarios justos para el desarrollo personal y familiar”. Señalan también “el uso honesto y transparente de los recursos del Estado” y que el país “necesita dirigentes políticos capaces de promover el diálogo y la amistad cívica, de modo que en el ámbito social exista el intercambio de ideas propio de una democracia, evitando las descalificaciones y el uso malintencionado de la desinformación, que degrada a las personas y a la sociedad”.
Finalizan invitando “a reflexionar con respeto mutuo y apertura al diálogo sobre los valores que mejor promuevan la vida digna en todas sus dimensiones: desde el niño por nacer, quienes sufren enfermedades físicas o mentales, los desposeídos, migrantes y tantas otras realidades que requieren cuidado y atención por parte de la sociedad”.
El documento lo firman los 5 obispos que integran el Comité Permanente, presidido por el arzobispo de La Serena, René Rebolledo.