Este domingo 18 de octubre todo el orbe católico celebra el DOMUND, la Jornada Mundial de las Misiones. En este jubileo de la esperanza, las Obras Misionales de la Esperanza han querido dar el pistoletazo de salida a esta campaña de animación misionera de la mano del jesuita Kike Figaredo, prefecto apostólico de Battambang, en Camboya.
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“La Iglesia, por definición, es misionera. De lo contrario, no sería Iglesia, Es la misión la que define a la Iglesia, no es la Iglesia la que define la misión”, expuso el obispo, que ha logrado un alcance internacional por su lucha contra las consecuencias de las minas antipersonas en el país asiático. No en vano, ha llegado a repartir hasta 60.000 sillas de ruedas para poder dar una oportunidad a las personas con discapacidad. En el marco de la rueda de prensa con motivo del Domund, Figaredo compartió sus vivencias desde que llegó en plena guerra, cerca de la frontera de Thailandia.
La presencia de Dios
“Llegué como estudiante jesuita para ayudar a las personas con discapacidad víctimas de la guerra en un campo de refugiados con 160.000 personas, entre ellos, 6.000 niños soldados supervivientes de las minas antipersonas”, recuerda el jesuita.
“Ahí empecé mi misión de salir fuera y aprender de la presencia de Dios en otros lugares”, confesó Figaredo, que relató cómo “en medio de una guerra descubres que quien proclama la Buena Nueva no eres tú, sino esas personas. De la misma manera, descubres que Dios estaba allí antes de que tú llegaras”. “Su vida y sus palabras resuenan a Dios, aunque no sean cristianos”, apostilló.
Durante la guerra, su labor fue fundamentalmente de acompañamiento. Fue a partir del año 2000 cuando comenzó la reconstrucción tanto del país como de las propias estructuras eclesiales. De hecho, en estos 25 años como prefecto, ha levantado 30 parroquias, todas con una pequeña guardería como etapa preparatoria para la escolarización. La Prefectura de Battambang abarca 82.000 kilómetros cuadrados y cinco millones de habitantes, y Figaerdo cuenta en su equipo con 22 sacerdotes, de los que cuatro ya son camboyanos, 58 religiosas de once congregaciones, así como un centenar de catequistas líderes de las comunidades. “Estamos creciendo como locos” añadió sobre los más de 8.000 católicos, frente a los poco más de dos mil que encontró a su llegada. “Es un país mayoritariamente budista, nos acogen y nos valoran. Nuestra influencia es muy fuerte entre los jóvenes y en la universidad”, comentó sobre la labor de evangelización que realiza.
Sin embargo, se lamentó de cómo el actual conflicto con Thailandia ha provocado más de 200.000 desplazados y podría dar al traste con los avances que estas décadas se habían dado: “Es una situación insostenible, pero es un conflicto olvidado. Se ha logrado un alto el fuego, pero se ha frenado en seco el turismo”.
Todo el mundo participa
En su alocución, reivindicó cómo la Iglesia camboyana es también misionera: “Que sepáis que nosotros también hacemos la colecta para el Domund. Pueden parecer cantidades de risa si las comparamos con España, porque son apenas siete dólares, pero lo importante es que todo el mundo participa y da lo que tiene”.
Figaredo explicó también que “se nos conoce mucho por la labor humanitaria, por las sillas de ruedas y los proyectos del desarrollo rural, pero en paralelo llevamos a cabo una labor pastoral que no suele visibilizarse tanto”.
Treinta parroquias y guarderías
El prefecto español detalló que reciben del DOMUND una financiación que permite afrontar gastos ordinarios de la diócesis, formación, estipendios a catequistas y personal vinculado a la Iglesia, sufragar cinco de las treinta guarderías diocesanas, así como apoyar la construcción de capillas y aulas polivalentes. “Las ong me ayudan muchísimo, pero es OMP quien saca adelante los proyectos vinculados a nuestra fe, a la evangelización, que es una dimensión necesaria”, aclaró.
Recién llegado de Roma para participar en el jubileo de la esperanza con un grupo de camboyanos que salían por primera vez del país, el prelado jesuita compartió cómo, solo con sugerírselo a León XIV, organizó prácticamente de un día para otro un encuentro con ellos. “Que el hombre más ocupado del mundo sacó un tiempo para saludarle, fue para un acto humilde del Papa al abajarse a nuestras gentes y valorar todo lo que son. Todos se sintieron unidos al Sucesor de Pedro y bendecidos”, señaló Figaredo.
En la rueda de prensa también participó José María Calderón, director de Obras Misionales Pontificias que subrayó cómo España continúa siendo el país que más contribuye con el DOMUND, solo por detrás de Estados Unidos. De hecho, en 2024, España aportó al fondo 10,4 millones de euros al Fondo Universal de Solidaridad de la Santa Sede. Esta generosidad ha permitido financiar 413 proyectos de 179 diócesis en 26 países. “No les podemos dar todo lo que necesitan, pero sí lo que tenemos para sostener la tarea apostólica de la Iglesia”, expuso Calderón. En su intervención, agradeció también la labor de los cerca de diez mil misioneros españoles repartidos por los cinco continentes, con Perú como principal destino.
