León XIV se ha trasladado esta mañana al Augustinianum para acudir al capítulo general de sus hermanos agustinos. En su discurso, el Papa les ha recordado cómo debe entenderse la formación de los novicios y les ha pedido no olvidar la vocación misionera.
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“Puedo decir que me siento como en casa y que también participo internamente, con un espíritu de intercambio espiritual, en lo que están viviendo estos días”, ha comenzado señalando el Pontífice tras saludar al nuevo prior general, Joseph Farrell.
Formación de novicios
En el grueso de su discurso, Robert Francis Prevost se ha referido a la formación inicial, haciendo hincapié en la necesidad de “evitar el error de imaginar la formación religiosa como un conjunto de reglas a seguir, o cosas que hacer, o incluso como una prenda confeccionada que se pone pasivamente”.
Y ha continuado: “En el centro de todo está el amor. Una vocación cristiana, y en particular la religiosa, nace solo cuando se siente la atracción de algo grande, un amor que nutre y satisface el corazón. Por lo tanto, nuestra principal preocupación debe ser ayudar, especialmente a los jóvenes, a vislumbrar la belleza de su vocación y a amar lo que pueden llegar a ser al abrazar su vocación”.
En el mismo sentido, ha aseverado: “La vocación y la formación no son realidades preestablecidas: son una aventura espiritual que abarca toda la historia de la persona y, ante todo, una aventura de amor con Dios”.
Precisamente “el amor es también un criterio fundamental para el estudio teológico y la formación intelectual. Para conocer a Dios, nunca podremos alcanzarlo solo mediante la razón y una serie de intuiciones teóricas. Se trata, ante todo, de dejarnos maravillar por su grandeza, de cuestionarnos a nosotros mismos y el significado de las cosas que suceden para seguir las huellas del Creador”.
Eucaristía presidida por el papa León XIV por el inicio del Capítulo General de los agustinos
Al mismo tiempo, León XIV les ha recordado “el don inefable de la caridad divina“, que “es lo que debemos buscar si deseamos vivir plenamente la vida comunitaria y la actividad apostólica, compartiendo nuestros bienes materiales, humanos y espirituales”.
“Seamos fieles a la pobreza evangélica y asegurémonos de que se convierta en el criterio para vivir todo lo que somos y tenemos, incluyendo nuestros medios y estructuras, al servicio de nuestra misión apostólica”, ha recalcado.
Vocación misionera
Por otro lado, el Papa ha pedido a sus hermanos no olvidar la vocación misionera. “Desde la primera misión en 1533, los Agustinos han proclamado el Evangelio en muchas partes del mundo con pasión y generosidad, cuidando de las comunidades cristianas locales, dedicándose a la educación y la enseñanza, ayudándose con los pobres y realizando obras sociales y caritativas”, ha señalado.
Y ha subrayado: “Este espíritu misionero no debe extinguirse, pues es muy necesario incluso hoy. Los insto a reavivarlo, recordando que la misión evangelizadora a la que todos estamos llamados exige el testimonio de una alegría humilde y sencilla, la disposición al servicio y la participación en la vida de las personas a las que somos enviados”.