Casi 30 obispos, decenas de sacerdotes y diáconos, una multitud que inundó la plaza Los Héroes de Rancagua, y autoridades regionales y comunales participaron en la Misa de funeral del obispo emérito, Alejandro Goic Karmelic. Falleció el lunes 1° después de 3 días hospitalizado, a los 85 años.
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Rostro vivo de la misericordia
La celebración eucarística fue presidida por el arzobispo de La Serena y presidente de la Conferencia Episcopal de Chile, René Rebolledo Salinas. En su homilía, Rebolledo destacó de la vida de Goic que “un sello distintivo de su ministerio fue el amor apasionado por el Señor, que lo urgía a evangelizar con el rostro vivo de la misericordia. Y este celo apostólico lo combinaba con una extraordinaria cercanía humana”.
Agregó que “lo distinguió su profética sensibilidad social, la que era acorde con un compromiso vivo con los más postergados. Cómo no recordar su cercana compañía de quienes fueron perseguidos, especialmente en momentos complejos de nuestra historia nacional, o su propuesta del sueldo ético que nos interpeló fuertemente a todos. Para don Alejandro la preocupación por los excluidos estaba en lo más profundo de su corazón”, dijo Rebolledo.
Al término de la Misa el arzobispo de La Serena leyó una carta del Presidente de la República, Gabriel Boric, en la que envía el pésame por el fallecimiento del obispo Goic y señala que este obispo “jugó un papel relevante en la defensa de los derechos humanos, la protección de las familias y la defensa de los trabajadores durante la dictadura”. Más adelante agregó que “como Presidente de la República y como chileno hoy quiero expresar mi respeto y admiración por la capacidad del obispo Goic para defender su posición profundamente ética que no fuera otra que la de los perseguidos y más necesitados en un momento en que no se podía hablar con libertad”.
Primer sacerdote diocesano
Alejandro Goic Karmelic nació en Punta Arenas, al extremo sur del país, hijo de inmigrantes croatas, en 1940. Fue el primer sacerdote diocesano de esa diócesis, ordenado en marzo de 1966. Párroco, capellán de la cárcel y vicario general, a la muerte de su obispo fue elegido vicario capitular, pocas semanas antes del golpe cívico-militar en 1973 por lo que debió hacer frente a una conflictiva relación con las nuevas autoridades.
En 1979 fue consagrado obispo por el Papa san Juan Pablo II, en la basílica de San Pedro, destinado como obispo auxiliar del arzobispo José Manuel Santos en Concepción. La dura represión, crímenes y persecución a muchas personas en esa arquidiócesis, hizo necesaria en varias ocasiones la intervención de la Iglesia sea para proteger, defender o atender a quienes estaban siendo afectados por esas acciones. Goic se hizo conocido en el país por hechos especialmente difíciles en los que intervino.
Desigualdades escandalosas
También fue reconocido como mediador en conflictos laborales y frecuentemente denunció injusticias con trabajadores o en la sociedad chilena, acusando “desigualdades escandalosas” en el país; en una ocasión pidió la existencia de un ‘sueldo ético’, generando fuertes críticas, pero desafío y solicitud que aún persiste y resuena en el país.
Trasladado como auxiliar a la diócesis de Talca, después de 3 años fue designado Obispo titular de Osorno, en 1994, donde estuvo hasta el 2003 cuando fue nombrado obispo coadjutor del obispo de Rancagua y al año siguiente asumió como titular hasta el 2018, en medio de la profunda, intensa y grave crisis en la iglesia nacional por las denuncias de abusos cometidos por clérigos, el Papa Francisco le aceptó la renuncia que ya había presentado 3 años antes, al cumplir los 75 años.
Goic presidió la Conferencia Episcopal de Chile en dos períodos, desde 2004 al 2010 y, desde 2011 al 2018 presidió la Comisión Nacional de Prevención de Abusos y acompañamiento a las víctimas.
