El consuelo de León XIV: “Dios se manifiesta donde la humanidad experimenta la injusticia, el miedo y la soledad”

Este miércoles 27 de agosto, el papa León XIV ha tenido su habitual audiencia general destacando que es la fiesta de santa Mónica, madre de san Agustín –cuya fiesta es el día 28–. Con motivo de estos santos pidió “que sepamos —siguiendo la lógica del evangelio— amar y dar la vida de manera libre y gratuita, como lo hizo Cristo, nuestra esperanza”.

El amor más grande

Continuando su ciclo de catequesis jubilares sobre la esperanza reflexionó “sobre el momento en el que Jesús fue arrestado en el huerto de los olivos” a partir de la pregunta de Jesús: “¿a quién buscáis?” (Jn 18,4). Como señaló el Papa en español “el evangelio no nos muestra un Jesús temeroso, que huye o se esconde. Por el contrario, nos revela un hombre sereno, que se entrega gratuitamente, manifestando así el amor más grande”. En la entrega, añadió “se encarna una esperanza de salvación para nuestra humanidad; es el hecho de saber que, aun en los momentos más oscuros, podemos ser libres de amar hasta el final”.

Jesús, explicó el pontífice, “revela que la presencia de Dios se manifiesta precisamente allí donde la humanidad experimenta la injusticia, el miedo y la soledad. Precisamente allí, la verdadera luz está dispuesta a brillar sin temor a ser abrumada por el avance de las tinieblas”, “su corazón sabe bien que perder la vida por amor no es un fracaso, sino que posee una misteriosa fecundidad”. Para el Papa, Jesús nos enseña que la esperanza cristiana no es evasión, sino compromiso. Esta actitud es fruto de una oración profunda, en la que se pide a Dios la fuerza para perseverar y permanecer en el amor”. Además, concluyó, Jesús, al dejarse prender, “está persuadido de que, en medio de los sufrimientos más injustos, se esconde el germen de una vida nueva. Y en esto consiste la auténtica esperanza”.