En el marco de su segunda escapada veraniega a Castel Gandolfo, León XIV celebró esta mañana la misa con motivo de la festividad de la Asunción de María en la parroquia Santo Tomás de Villanueva.
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“¡No tengamos miedo de elegir la vida!”, exhortó en la homilía el Papa agustino a los presentes frente a la tentación de apostar por “tus propios intereses” que calificó como “voces de muerte”. “Somos discípulos de Cristo. Es su amor el que nos impulsa, alma y cuerpo, en nuestro tiempo”, animó a cuantos le escuchaban en el templo.
El ‘sí’ de la Virgen
El Pontífice de origen norteamericano se detuvo en el ‘sí’ de María, para interpelar a su auditorio subrayando que “este día de alegría es un día que nos compromete a decidir cómo y para quién vivimos”.
“El Magníficat, que el Evangelio pone en labios de la joven María, irradia ahora una luz que ilumina su historia”, expuso León XIV en una homilía en la que vinculó fecundidad y confianza para subrayar que “la Palabra renovadora de Dios es acogida”.
Experiencias concretas
“La resurrección entra también en nuestro mundo”, sentenció el Santo Padre, convencido de que lo hace “por medio de experiencias concretas de fraternidad, por medio de nuevos gestos de solidaridad”, poniendo como ejemplo la ayuda de la Virgen a su prima Isabel.
Es más para el Papa, el canto de María “refuerza en la esperanza a los humildes, a los hambrientos, a los siervos diligentes de Dios”. “Son las mujeres y los hombres de las Bienaventuranzas, que ya ven lo invisible aun estando en la tribulación: los poderosos derribados de sus tronos, los ricos con las manos vacías, las promesas de Dios realizadas”, añadió a continuación.
León XIV, en la parroquia Santo Tomas de Villanueva de Castel Gandolfo
De hecho, presentó a “las comunidades cristianas pobres y perseguidas, los testigos de la ternura y del perdón en los lugares de conflicto, los operadores de paz y los constructores de puentes en un mundo hecho pedazos” como “las primicias del Reino que viene”.
