León XIV hizo un llamamiento esta mañana a los cristianos para “no guardar para nosotros los dones que Dios nos ha dado, sino emplearlos con generosidad para el bien de los demás, especialmente de quienes están más necesitados de nuestra ayuda”. “Se trata no solo de compartir las cosas materiales de las que disponemos, sino de poner en juego nuestras capacidades, nuestro tiempo, nuestro afecto, nuestra presencia, nuestra empatía”, compartió esta mañana en el marco de la oración mariana del ángelus.
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Desde el ventanal del Palacio Apostólico del Vaticano, invitó a cuantos le escuchaban a “no perder ninguna ocasión para amar” en “la familia, en la parroquia, en la escuela y en los lugares de trabajo”. Así, puso como ejemplo a “una mamá que abraza a sus hijos”. “¿No es la persona más hermosa y rica del mundo?”, se preguntó. “O también dos novios, cuando están juntos, ¿no se sienten un rey y una reina?”, se preguntó justo después.
“Seguimos rezando para que se ponga fin a las guerras”, expuso, al recordar los 80 años del bombardeo de Nagasaki, congratulándose del acuerdo de paz entre Armenia y Azerbaiyán. A la par, denunció “la situación desesperada” de la población en Haití en medio de la espiral de violencia en la que se encuentra el país más pobre de América solicitando al apoyo de la comunidad internacional.