El cardenal Felipe Arizmendi Esquivel, obispo emérito de San Cristóbal de Las Casas, señaló que una de las causas principales de la violencia es la falta de educación en valores humanos desde la familia, desde la escuela y los medios de comunicación; “la destrucción de las familias, el abandono de los hijos, el alcoholismo, los pleitos entre los padres, la contaminación de las pandillas, influyen demasiado en este deterioro social. En último caso, es la falta de una verdadera fe en Dios, que nos ama y nos enseña a amarnos y respetarnos unos a otros“.
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En su artículo semanal difundido entre los medios de comunicación y titulado en esta ocasión ‘¿Por qué tanta violencia?’, el cardenal refirió que en México están imparables los ataques de grupos armados de la delincuencia común y de la organizada, los asaltos a particulares para robarles, “las manifestaciones violentas de grupos que destruyen todo a su paso, los bloqueos de calles y carreteras para protestar por diversos motivos, muchos de los cuales son fundados, pero que causan incontables daños a miles de personas ajenas al problema”.
Asimismo, dijo, pequeños negocios han tenido que proteger sus instalaciones con rejas y varios candados, o cerrar, “porque no pueden pagar las cuotas que les exigen los extorsionadores. Varios ciudadanos han sentido la necesidad de adquirir un arma para cualquier emergencia. Otros han solicitado asilo en diversos países. ¿Por qué tanta violencia?”.
“Violencia por todas partes”
Felipe Arizmendi destacó además que en algunas familias hay pleitos entre esposos e incluso entre hermanos, “para proteger lo que cada quien considera su derecho. En escuelas, en barrios o colonias, en centros de trabajo y entre pueblos vecinos, no siempre se vive con tranquilidad y paz. Hay temor de ser asaltados. No se puede salir con tranquilidad, sobre todo a horas nocturnas, por el temor de que alguien nos cause daño. Hay violencia por todas partes, si no física, sí verbal. En los medios informativos, la nota roja se lleva buena parte de la información. ¿Por qué nos hemos degradado tanto?”.
Advirtió la existencia de una violencia de la que casi no se informa, por miedo a denunciar, “pero que es muy real. Grupos de la delincuencia organizada controlan muchos ámbitos de la sociedad; obligan a taxistas a llevar dinero, droga, u otras cosas, a donde se les ordena, sin saber lo que llevan y exponiéndoles a que la autoridad los detenga. Obligan a dueños de camiones de carga a llevar alimentos para ellos o para sus animales, sin costo alguno, sólo porque ellos lo ordenan, y ¡ay de aquel que no lo haga!”.
De estas y tantas otras violencias -aseveró el cardenal Arizmendi– no sólo es responsable el gobierno; “este debe proteger a la ciudadanía, pero muchas veces están rebasados, no saben cómo proceder. Se dice que la pobreza y la falta de oportunidades son la causa de tanta violencia, pero no siempre es así”.
Conflictos mundiales: “muertes de miles de inocentes”
Por otro lado, reflexionó en torno a los conflictos mundiales: “Donald Trump, presidente de los Estados Unidos, ordenó bombardear instalaciones nucleares iraníes, alegando razones de seguridad para su país, para Israel y para la humanidad, sin la autorización obligatoria del Congreso. ¿Tendrá razón? Israel ha atacado también a Irán, al grupo terrorista Hamás y a otros enemigos. Su Primer Ministro aduce también razones de seguridad nacional. ¿Tendrá razón?”.
En otros países, añadió, hay guerras internas y guerrillas, “cada cual con sus propias razones. ¿Es para proteger la propia seguridad, o por ambiciones de poder y de dominio sobre otros? Es difícil hacer juicios sobre cada caso, pero lo cierto es que hay muchas muertes, destrucción y devastación de miles de personas que son inocentes y nada tienen que ver en esos conflictos. Esto actualiza a Caín, que mata a su propio hermano por la ambición de prevalecer”