La Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina emitió un comunicado con el título “Las personas con discapacidad no pueden esperar”, en el que recordaron que a cada persona le corresponde una dignidad infinita, “más allá de toda circunstancia y en cualquier estado o situación en que se encuentre” (Declaración Dignitas Infinita, nº 1).
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Con la firma del arzobispo de Mendoza y presidente de la CEA, Marcelo Colombo; el arzobispo de Córdoba y vicepresidente 1º, cardenal Ángel Rossi sj; el obispo de Jujuy y vicepresidente 2º, Daniel Fernández; y el obispo auxiliar de San Isidro y secretario general de la CEA, Raúl Pizarro, iniciaron el mensaje con la cita de 1 Cor 12,26, que remarca que cuando un miembro sufre, todo el cuerpo sufre. Seguidamente, sostuvieron que, ante el desamparo y desconcierto de muchas personas con discapacidad, quieren estar cerca de sus dolores, inquietudes, como también a sus familias.
Rostros e historias
Reiteraron lo dicho en la última reunión de la Comisión Permanente (12 de marzo de 2025), cuando estimaron necesario poner en el centro de intereses, servicios y proyectos, a la persona y su dignidad, y evitar actitudes y expresiones que lastiman, como también lenguajes despreciativos, ante el dolor y la angustia de tantos hermanos concretos.
En el comunicado, los obispos sostuvieron que se percibe limitaciones e incertidumbre frente al acceso a servicios esenciales (salud, rehabilitación, educación, acompañamiento profesional) y los apoyos necesarios para la vida de las personas con discapacidad. Destacaron el esfuerzo de las familias que, en soledad, los acompañan cotidianamente sin reconocimiento de la sociedad ni el apoyo del Estado. “Esta realidad no es una cifra estadística: tiene nombres, rostros, historias; son niños, jóvenes y adultos que ven cercenadas sus posibilidades de desarrollo, participación e inclusión plena”, afirmaron los prelados.
Deber ético
Asimismo, expresaron que los sorprende constatar el desconocimiento y desinterés hacia la realidad de la discapacidad, que debería ser una prioridad ineludible de toda política pública.
Llamaron, entonces, a la reflexión a quienes, desde el ámbito nacional, deben apoyar con los recursos necesarios para que el área de Discapacidad pueda cumplir con responsabilidad y eficacia su tarea. “El cuidado de las personas con discapacidad no puede ser postergado ni subordinado a otras urgencias: es un deber ético, una exigencia de justicia y un acto de humanidad”, aseveraron.
Para concluir, se pusieron a disposición en cuanto puedan ser útiles desde su lugar de servicio, y pidieron a la Virgen de Luján que Ella ayude a salir al encuentro y comprometerse con los que sufren.