Los padres de la Constitución, Premio Populorum Progressio de la Fundación Pablo VI frente a “la polarización política”

Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón y Miquel Roca Junyent buscaron “el consenso en un momento crucial de la historia de España”, ha reconocido Ginés García Beltrán

Miquel Roca, en la primera edición de los Premios Populorum Progressio

Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón y Miquel Roca Junyent, padres en vida de la Constitución española de 1978, han recibido esta mañana el Premio Populorum Progressio de la Fundación Pablo VI por su “testimonio ejemplar de diálogo, encuentro y búsqueda del consenso en un momento crucial de la historia de España, con un evidente reflejo en el presente y futuro de nuestro país”.



Los premios, que llevan por título la encíclica promulgada en 1967 por el papa san Pablo VI sobre el desarrollo de los pueblos, han celebrado su primera edición, que no será la última, pues nacen con el fin de reconocer la trayectoria de personas o instituciones en el fomento de los valores de encuentro y diálogo en beneficio de la sociedad en cualquier ámbito político, económico, científico, religioso, social o cultural.

Jesús Avezuela, director de la Fundación Pablo VI

El director general de la Fundación Pablo VI, Jesús Avezuela, ha valorado la apuesta de los dos premiados por “el fomento de los valores de encuentro y dialogo en beneficio de la sociedad y del bien común”.

En su alocución, ha valorado que, “en un tiempo pasado, y para algunos no tan lejano, donde ese tránsito al futuro se vivió con enormes inseguridades y no menos nubarrones, un grupo de personas con sensibilidades ideológicas bien distintas asumieron, con responsabilidad, el compromiso de forjar para este país un tiempo nuevo y de tejer las bases constitucionales que nos rigen en la actualidad”.

Por eso, este premio y, muy especialmente, el ejemplo de los premiados “nos recuerda la obligación que tienen instituciones como esta Fundación de educar y formarnos en la libertad, la responsabilidad y en el ejercicio de una ciudadanía comprometida con los valores de encuentro, diálogo y consenso”.

Asimismo, Avezuela ha señalado que “la crisis de credibilidad que se está viviendo en la actualidad por parte de las instituciones hace imprescindible promover la cultura del acuerdo como la mayor urgencia democrática. La democracia es, sobre todo, pacto y una sociedad democrática, por muy compleja que sea, nos exige poner el diálogo como eje fundamental de nuestros Estados de Derecho”.

Además, ha agregado: “Ante las diversas amenazas que sufre actualmente la democracia y la crisis de tolerancia en la que estamos instalados, es preciso recordar el espíritu que los padres de la Constitución instituyeron”.

Jesús Avezuela, en la primera edición de los Premios Populorum Progressio

Jesús Avezuela, en la primera edición de los Premios Populorum Progressio

Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón

Tras un largo y caluroso aplauso, Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón y Miquel Roca Junyent tomaron la palabra para agradecer el galardón. “La Constitución, como todo, es mejorable, pero hay que aplicarla lo mejor posible atendiendo a la integración de un cuerpo político libre y seguro, que es la meta de la Carta Magna”, ha advertido Rodríguez de Miñón.

“Nosotros dos somos los supervivientes de siete, pero somos más de siete, pues hay que contar a los líderes políticos del momento, como Adolfo Suárez, Santiago Carrillo y Felipe González”, ha afirmado, valorando también cómo desde “la Iglesia a los sindicatos contribuyeron a un diálogo que hoy añoramos”.

Según sus palabras, este diálogo “no fue una mera cháchara, sino un diálogo fecundo de concordia que hoy echamos en falta”, porque, como ha afirmado en sus primeros días León XIV, “el diálogo es un imperativo urgente en nuestros días”.

Miquel Roca Junyent

En su discurso, Roca ha indicado que Pablo VI “nos recuerda a todos que solo desde el respeto a la libertad de todos podemos reclamar la nuestra; que la democracia es pacto, es voluntad de acordar, es construir desde y con la diversidad; que el progreso se escribe desde la estabilidad institucional, desde la voluntad de escuchar, de no tener miedo a la diferencia, aprendiendo a enriquecernos al hacerla posible”.

Y es que, “al final, descubrimos que los grandes valores que la Constitución proclama, reclaman de todos nosotros una voluntad firme y sostenida de construir proyectos colectivos, compartidos, inclusivos, solidarios”.

Para ello, “el consenso que hizo posible la Constitución del 78, no debe ser solo la expresión de un momento de nuestra historia. Sino, sobre todo, la base irrenunciable de su propia vigencia; de su validez y exigencia. El pluralismo descansa en la expresión de planteamientos y postulados que han sido, son y serán diferentes”.

Pero ello “no es incompatible con buscar y querer encontrar las bases comunes de una convivencia en paz y libertad. El progreso -ya lo señalaba la ‘Populorum Progressio’ en 1967- demanda acuerdo, capacidad y voluntad de pactar. Comprometerse en la acción. Respetar la diferencia, es tanto como aceptar integrar proyectos colectivos; para que el progreso sea de todos y para todos, la ambición es que sea también con todos que se construya”, ha reconocido.

Según ha recalcado Roca, “hoy, todo cuanto estoy diciendo, a veces demasiadas, nos suena como distante; como algo que fue posible, pero que está siendo lamentablemente sustituido por una polarización que nos bloquea, que penaliza cualquier posibilidad de construir proyectos y ambiciones colectivas. Se está más cerca de construir enemigos que de debatir sobre argumentos. Parece como si, incapaces de asumir la complejidad que nos envuelve, nos refugiemos en la simplicidad populista y esta viene siempre acompañada de una peligrosa radicalización que nos conduce fatalmente a la inquietante polarización”.

Así, Roca se ha comprometido a seguir “defendiendo los valores que hicieron posible aquel gran acuerdo que fue la Constitución de 1978. Con todas las incertidumbres que acompañan nuestro presente no puedo renunciar a considerar que lo que, en aquel momento, entre todos, fuimos capaces de construir, también, entre todos, seremos capaces de preservarlo y proyectarlo hacia el futuro”.

Ginés García Beltrán, presidente de la Fundación Pablo VI

Ginés García Beltrán, obispo de Getafe y presidente de la Fundación Pablo VI, ha celebrado la importancia de esta jornada para “todos aquellos que creemos en la necesidad del encuentro, el diálogo y el desarrollo como camino hacia la paz y la justicia”.

Según sus palabras, la encíclica de Pablo VI fue “un faro de esperanza para quienes trabajan por un mundo más justo”. “La situación de violencia y desigualdad de aquellos años no es ajena a los tiempos actuales. Si bien el escenario ha cambiado, los desafíos continúan siendo urgentes: acabar con las injusticias que perpetúan la desigualdad, no solo en el ámbito económico, sino también en el acceso a la tecnología, la educación y la participación política”, ha señalado.

Y ha continuado: “Como bien subrayó el papa Montini, el desarrollo es el ‘nuevo nombre de la paz’, y sigue siendo nuestro deber, como sociedad, buscar caminos de encuentro que nos conduzcan a un bien común más sólido y estable”.

Para el prelado, la contribución de Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón y Miquel Roca i Junyent a la redacción de la Constitución Española de 1978 es “un ejemplo de búsqueda del consenso y de compromiso con la convivencia democrática”. “En un momento crítico de nuestra historia, demostraron que el diálogo es posible, que la construcción conjunta de un país puede sustentarse en el respeto a la pluralidad y en la voluntad de crear puentes en lugar de levantar barreras”, ha aseverado.

Como ha recalcado García Beltrán, la Constitución, desde su aprobación, “ha permitido la estabilidad institucional, el desarrollo del Estado de bienestar, la descentralización territorial a través del Estado autonómico y la integración plena de España en el contexto europeo. Ha sido un instrumento clave en la consolidación de una sociedad más abierta, moderna y participativa”.

Sin embargo, los desafíos actuales, “como la polarización política, las transformaciones socioeconómicas, y los avances de una nueva cultura basada en la técnica y en la inteligencia artificial, ponen de manifiesto la necesidad de seguir interpretando su espíritu con el mismo compromiso y voluntad de diálogo que guiaron su redacción hace más de cuatro décadas”.

En palabras del presidente de la Fundación Pablo VI, “este espíritu de diálogo, encuentro y consenso no es solo un legado de nuestra historia, sino una necesidad urgente en el presente. Las sociedades modernas se enfrentan a desafíos complejos, y es precisamente en el intercambio respetuoso de ideas donde hallamos soluciones que nos permiten avanzar juntos”.

Hoy, “cuando la democracia se enfrenta a amenazas y la tolerancia parece tambalearse en muchos espacios de nuestra vida pública, es más necesario que nunca recordar el espíritu de concordia que guio a los padres de la Constitución. Que su ejemplo nos inspire a seguir adelante con la convicción de que la paz y la justicia solo pueden cimentarse en la dignidad infinitiva de cada persona, el respeto mutuo, la escucha sincera y el compromiso con el bien común”, ha deseado el obispo de Getafe.

En este sentido, ha agradecido a los premiados por “su extraordinaria aportación a la convivencia y a la historia de nuestro país”. “Sigamos promoviendo el encuentro y el diálogo, porque en ello reside la clave de nuestro futuro”, ha subrayado.

Al acto público de entrega del premio, en el auditorio Herrera Oria de la Fundación Pablo VI, han asistido representantes de numerosas instituciones públicas y privadas, como la presidenta del Consejo de Estado, Carmen Calvo; el presidente de la Conferencia Episcopal Española, Luis Argüello; el cardenal arzobispo emérito de Madrid, Antonio María Rouco Varela; el presidente del Consejo Económico y Social, Antón Costas; el Abogado General del Estado, David Vilas; o los ex ministros Rodolfo Martín Villa, Marcelino Oreja, Magdalena Valerio o María Dolores de Cospedal, entre otros.

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