Siria, un país desgarrado durante años de guerra civil, está atravesando en las últimas semanas una nueva fase de violencia extrema. Ante esta situación, tal como recoge la Agencia Fides, los patriarcas de tres Iglesias históricamente arraigadas en Siria – greco-ortodoxa, greco-católica melquita y sirio-ortodoxa– han firmado un llamamiento conjunto en el que reclaman que se ponga fin a las “horribles masacres” perpetradas en los últimos días por milicias yihadistas, que en apenas unas semanas se han cobrado más de 800 vidas con un impacto particularmente grave en las comunidades de la comunidad alauita (minoría que, aunque comparte algunas creencias con el islam chií, tiene prácticas y creencias propias).
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Así, los patriarcas han denunciado una “escalada de violencia que ha provocado ataques contra civiles inocentes, incluidas mujeres y niños”. De hecho, las ciudades costeras de Tartus y Latakia, se han convertido en el epicentro de una ola de ataques violentos que han cobrado más de 800 vidas.
El llamamiento de los líderes de las Iglesias en Siria ha sido firmado por el patriarca greco-ortodoxo Yohanna X, el patriarca greco-católico melquita Youssef I Absi y el patriarca sirio-ortodoxo Mar Ignatius Aphrem II, quienes han condenado “las masacres de ciudadanos inocentes” y exigido el fin inmediato de estos “actos atroces, contrarios a todos los valores humanos y morales”.
Víctimas de la violencia
Asimismo, piden que se den las condiciones necesarias “para lograr la reconciliación nacional del pueblo sirio” e iniciar la transición hacia un Estado y una sociedad basados en “la igualdad de la ciudadanía”, lejos de “la lógica de la venganza y la discriminación”.
Mientras, los testimonios que llegan de Siria son desgarradores. Tal como recoge Asia News, también la comunidad cristiana está siendo víctima de esta escalada de violencia. En Tartus, el sacerdote Yohann Youssef Boutros, de la Iglesia Ortodoxa Griega, fue asesinado a sangre fría. A su vez, una familia completa fue masacrada en su casa en Banias, y el alcalde de la aldea cristiana también perdió la vida a manos de las facciones radicales del islam.